jueves, 29 de enero de 2015

Lázaro y la Resurrección de las Ranas




Algunas veces no me encuentro muy católico y no puedo dormir. Pues bien, en una de esas noches de insomnio, comenzaron a dar vueltas por mi cabeza las posibles razones para comprender la inquina del Sanedrín en contra de Jesucristo en la hora de su Pasión. No creía que por el simple hecho de andar predicando cosas contrarias a la ley mosaica se hubiese ganado esa animadversión tan feroz que reclamó incluso su vida. No así de simple. En sus palabras ni siquiera había insinuaciones de insurgencia como en las de los zelotas. Me imaginaba que en una sociedad con tan larga tradición en estridencias proféticas como la israelita la presencia de voces predicando diferentes versiones sobre la voluntad de Dios debió haber sido un fenómeno bastante corriente y no parece práctico que saduceos y fariseos invirtieran su valioso tiempo en perseguir a tanto desocupado, en lugar de dedicarse a las labores propias de su templo donde seguramente sería mejor remunerado el esquilmar ovejas. De hecho, en esa misma época, alguien tan radical como Juan el Bautista es encerrado por censurar públicamente el concubinato de Herodes Antipas con Herodías y no por su postura religiosa.

Como a eso de las tres de la madrugada, poco antes de quedarme dormido con la satisfacción del deber cumplido, saqué dos conclusiones muy sólidas: primero que el Sanedrín estaba realmente aterrorizado por la resurrección de Lázaro y segundo que Jesucristo lo resucitó precisamente con la intención de provocar. A la primera conclusión llegué pensando en que la lógica de mercado ha prevalecido en el mundo por los siglos de los siglos y no tendría por qué ser distinto en la época de Tiberio. Así que, mientras a Caifás no le llegaran con el chisme de que Jesucristo anduviera cobrando diezmos que les correspondieran a ellos no veo porque no lo habían de dejar predicar. Pero eso de resucitar a un tipo ya es otra cosa. En el negocio del miedo, la promesa de otra vida después de la muerte con una cierta regulación respecto del bienestar en ella por medio de los sacerdotes del templo, se podía venir abajo si la gente comenzaba a visitar dicho plano y regresar a este mundo a contar lo que había visto, sentido y oído contrariando lo que por intuición aseguraban las voces autorizadas del templo. En lo que se refiere a la provocación deliberada de Jesucristo al Sanedrín para mí está claro. En el Evangelio dice que Jesús se tomó su tiempo a pesar de que los emisarios que venían desde Betania lo urgían para que llegara con el enfermo antes de que expirara. En lo personal descarto que la demora haya sido por pereza o por hacerse el interesante. Jesús sabía que en pocos días se iba a celebrar la Pascua y que la noticia de un resucitado iba a dar que hablar entre la multitud que asistiera a Jerusalén por tal motivo.

Una hora después me desperté a dar pilón: ¿Y Lázaro?... Pensándolo bien, en todo este asunto se ha minimizado injustamente la figura de Lázaro. En la Biblia se queda como una referencia secundaria cuando de hecho debiera ser una figura más principal porque no solamente provocó el desenlace de la historia más grande jamás contada sino que la sobrevivió muchos años. Hay quienes señalan que después de los hechos arriba señalados, Lázaro vivió una vida tranquila y murió, algunas décadas después de su primer deceso, de… muerte natural, o sea, cualquier cosa que eso signifique. Es una lástima que no exista, ni siquiera como apócrifo, el Libro de Lázaro para darnos una idea de cómo vive un resucitado sobre la Tierra. Ofrecería muchas pistas a la medicina moderna. Por ejemplo, esa afirmación de que Lázaro vivió una vida tranquila post mortem no parece muy convincente. Seguramente se fue a vivir a lado de la casa de algún doctor porque después de levantarse de la tumba debió haber andado descompensado por un buen tiempo.

Afortunadamente la ciencia moderna ha acudido en ayuda de los exégetas para que expíen el pecado de omisión. El doctor Frédéric Saldmann publicó recientemente un libro sobre prevención de la salud que rompió récord de ventas en Francia y en el Epílogo del mismo se muestra más que optimista respecto a las posibilidades de la ciencia moderna en muchos campos. Entre otras cosas y casos, cuenta la historia de una rana que vive en los bosques del norte de Canadá conocida con el nombre científico de Rana sylvatica. Este simpático animalito que seguramente es bueno saltando en las rectas numéricas, como cualquier rana que se respete, tiene además la particularidad de resucitar.

Resulta que esta rana entra en congelación y se criogeniza totalmente cuando la temperatura ambiente baja de los -7°C. Una vez congelada, obviamente, muere. Su corazón se detiene totalmente y un encefalograma en estas condiciones nos ofrece una mortal línea recta. Ambos criterios suficientes para expedirle oficialmente un acta de defunción. Sin embargo, cuando sube la temperatura y se devuelve el calor al ambiente, la muy sinvergüenza revive. Así nada más. Como si nada. Su corazón vuelve a latir y el cerebro a funcionar sin dañarse la memoria. Sin electrochoques, inyecciones especiales o administración de oxígeno. Esto es, el batracio es capaz de protegerse mediante un proceso natural de crio conservación.

Lo que hace la rana no es desconocido para la ciencia pero todavía no se sabe lo suficiente para que pueda aplicarse a los humanos. Lo más que la crionización o criogenización nos puede ofrecer por el momento es almacenar a alguien clínicamente muerto en nitrógeno líquido a una temperatura de -196°C y ser conservado así hasta que se descubra una técnica científica para la resurrección. El resultado es similar a lo que pasó con Otzi, que apareció en el norte de Italia después de aproximadamente 5,000 años en perfecto estado de conservación. Solo que para la mala suerte de este hombre del calcolítico la ciencia aún no ha resuelto como volver a la vida casos como el suyo y Otzi ha tenido que acabar en un museo.

A diferencia de Otzi, al cual el medio ambiente lo preservó en hielo de manera natural e involuntaria, el beisbolista Ted Williams, leyenda de los Medias Rojas de Boston, ha sido puesto en crio preservación después de su muerte. También se cuenta de Walt Disney aunque lo más probable es que esto no sea más que una leyenda urbana. Pero, ¿porque esperar a morir para empezar la hibernación?... ¿Porque no simplemente ponernos a dormir en frío y que nos despierten cuando ya el mundo funcione bien?...

El problema de la crio conservación con organismos vivos enteros es que con el frío se forman espículas de hielo que destruyen todas las células, transformándolas en una especie de papilla. La Rana sylvatica para evitarlo fabrica su propio anticongelante que protege sus células de la destrucción por tales espículas. El anticongelante es una especie de azúcar. En temperaturas bajo cero, el hígado de la rana segrega cantidades impresionantes de glucógeno que actúa como anticongelante. Los científicos que estudian este campo de la medicina tratan de comprender como es que la rana consigue todo esto de manera natural y si de alguna forma lo podría replicar nuestro organismo.

De todo esto me queda la siguiente reflexión: Si la ciencia de la medicina tiene éxito en este campo tendremos que replantear los fundamentos de la tanatología. Pero aquí entre nos, confieso que, en lo personal, me da más curiosidad saber cómo va a resolver el Seguro Social el lío que se le va a hacer con los reingresos y las pensiones.




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