domingo, 24 de agosto de 2008

Gibrán



Querida drusa,

La semana pasada escribí en tu libro que esperaba que me preguntaras ¿por qué? ¿Por qué el libro? ¿Por qué Gibrán? Escogí la manera mas fácil de escapar a la cuestión diciéndote que siendo honesto no lo sabía. Estaba evitando la verdadera respuesta porque mis razones son demasiado largas para una simple dedicatoria en un libro tan pequeño, pero en realidad, sí hay un porqué y me gustaría compartirlo contigo.

Te diré el porqué…

Cuando tenía doce años mi padre acostumbraba llevarme con él a su oficina. Esta era una especie de tácita presión para forzarme a hacer la tarea de la escuela. Sin nada mejor que hacer me dedicaba a ella. Como siempre la terminaba temprano generalmente tenía que esperar hasta las nueve de la noche o incluso más tarde antes de que volviéramos a casa, y por supuesto mientras tanto… me aburría. La única cosa que me ayudaba a matar el tiempo, entre la hora de terminar los deberes y la hora de volver a casa, era una colección de libritos que mi padre tenía en una repisa de la oficina. Recuerdo que la primera vez que abrí uno de ellos me distraje con los dibujos que en el había y sin darme cuenta al poco tiempo me encontré ocupado mas con la lectura que con cualquier otra cosa. Esos libritos eran la obra de Gibrán Khalil Gibrán.

Por supuesto que por entonces no entendía yo muchas cosas, pero me gustaba leer una y otra vez sus cortas y sencillas sentencias llenas de sabiduría y pensar sobre ellas. Al principio pensaba que Gibrán era algún anciano místico que estaría en los santorales católicos porque mi padre acostumbraba comprar los libritos en la librería de la iglesia después de la misa de los domingos. Muchos años después entendí que Gibrán es un hombre más espiritual que religioso, y que es universal y no pertenece solamente a un credo.

Toda su obra es acerca del alma… El Profeta, Arena y Espuma, El Loco, Alas Rotas, Espíritus Rebeldes, El Vagabundo, Una Lagrima y una Sonrisa… cualquiera de sus libros es una fotografía del alma humana.

Por ejemplo, la ciudad de Orfalese puede estar en cualquier lado, puede ser incluso la vida misma entendida como un puerto en el infinito mapa de la eternidad, y leyendo El Profeta entiendes que no necesitas ser un humano especial (Moisés, Abraham, Jesús o Mahoma) o estar viviendo el último día de tu vida para hacer un balance de esas grandes cuestiones cuyas respuestas constituyen las piezas del rompecabezas de tu vida, tales como el amor, la muerte, la amistad, la libertad, el trabajo, el dolor, el tiempo, la belleza, el matrimonio, la infancia o las cosas en general. Este balance llega cada vez que concluyes una etapa de tu vida y tu propia alma se hace estas preguntas para prepararte a dar el siguiente paso.

Arena y Espuma... bueno… es como caminar a través de la vida buscando dejar tus propias huellas claramente impresas en la Tierra pero sabiendo, por adelantado, que tus huellas desaparecerán en la arena debido a la espuma del mar y nadie, más que tú, sabrá que alguna vez estuvieron ahí.

¿Podrías evitar el disfrutar tu propia locura como lo hace El Loco de Gibrán que se pregunta si los locos no son los demás? Todos aquellos que necesitan usar diferentes máscaras para vivir sin la oportunidad de mostrar nunca quiénes son ellos en realidad, y que es lo que realmente quieren de la vida.

¿Te has puesto a pensar que tu primer amor es el único verdadero?... el resto de tu vida solo estarás tratando de regresar a ese sentimiento que vino primero a tu corazón y ser capaz de volar otra vez pero al final de tu vida sabrás que si esto no fue posible para ti… fue porque desde entonces estuviste condenada a volar con las Alas Rotas.

Cada vez que reaccionas en contra de lo establecido porque este no tiene sentido para ti te conviertes en uno de esos Espíritus Rebeldes de Gibrán. Cada vez que aprendes algo de la vida, olvidando que es lo que los demás dicen que debe ser y que no, te conviertes en El Vagabundo y cada vez que enfrentas una nueva y desafiante experiencia sabes que tienes solo dos opciones naturales Una Lágrima y Una Sonrisa.

A pesar de que Gibrán nos cuenta una historia diferente cada vez, al final te das cuenta que todas son la misma, al igual que su vasta galería de personajes terminan siendo uno solo: el vagabundo, el profeta o el loco. Ese personaje integral quizá sea Gibrán mismo, y ¿por qué no?, o tú o yo.

No sé que signifique para ti, pero para mí leer a Gibrán es como si alguien me susurrara al oído palabras de alivio:

Repara tu corazón y resguarda tu alma.
No arrastres el corazón sobre brasas que arden.
Si pones los pies en el suelo vendrá la calma.
Libérate, relájate, deja que las cosas pasen.
y ahora... ¡vamos a recobrar tu alma!

sábado, 16 de agosto de 2008

El Moisés Negro



La ruta del éxodo no siempre es la misma, depende de la época y del pueblo involucrado. Un judío contemporáneo o un cristiano occidental no podrían concebir una travesía colectiva más sagrada que la indicada por Dios hacia Israel, y para un árabe, por el contrario, no hay nada más execrable. Sin embargo, hay a quienes les vale sorbete lo que Dios piense o es simplemente que Dios ha decidido que no quiere a todos revueltos y por principio de orden los negros deben estar con los negros en la tierra de los negros y hasta se cambia el nombre de Jehová por Jah para que no haya malos entendidos de quien es el destinatario del pan que provee.

“Si eres negro y caribeño tu Tierra Prometida estará en Etiopía, que es la tierra del mesías Ras Tafari Makonnen”, también conocido como el emperador Hailé Selassié I para efectos oficiales de referencia occidental. Este nuevo derrotero implica cruzar un poco más de agua que la que tuvo que separar Moisés en el Mar Rojo para huir de Faraón y combatir nuevamente a las fuerzas de Babilonia la Grande. Si aquella vez el pueblo de Israel huía de feroces guerreros asirios, esta vez el mal está encarnado por un sutil, pero poderoso y opresivo sistema político-económico impuesto por el demonio blanco sobre la negra cerviz.

Pero como todos y en todo, Dios necesita organizarse y de vez en cuando hace uso de un coordinador operativo aquí en la tierra. Así que no nos extrañe que Jah, o sea Dios en su versión más “roots”, haya escogido como portavoz de su mensaje a un peculiar soldador que en sus ratos libres tocaba calipso y soul con sus amigos, los Rudeboys, en Kingston y que al comenzar a extender la palabra del señor entre los rastafaris cambiaron su nombre a los Wailers y su estilo musical por el del reggae.

Bob Marley ha sido uno de los pocos, o quizá el único profeta en su tierra y no sólo eso, su música y sus ideas han trascendido al resto del mundo, aunque quizás no en el mismo nivel de misticismo que entre sus correligionarios. Es que nadie mejor que un rastafari para hablar con otros rastafaris y de otros rastafaris. Es cierto que no inventó el reggae ni la doctrina del regreso a África. Para eso hubo gente que lo precedió como los Maytals y Jimmy Cliff en lo musical y Marcus Garvey en lo ideológico. Lo que sí logró fue un sincretismo entre su ideología y su arte que de inicio permeó en todas las Antillas de habla inglesa desde Jamaica hasta Barbados. Se consolidó así un bagaje cultural común en esta parte del mundo para después lanzarse a la conquista de “Babilonia en Autobús” hipnotizando a los radioescuchas a ambos lados del Atlántico, una forma, es cierto, un poco diferente de separar las aguas para abrir el camino a su pueblo en su éxodo espiritual como antes lo hiciera Moisés en el Mar Rojo.

Sus letras plantean las mismas dudas existenciales de todas las sociedades y religiones: “Is this love that I'm feeling… everyday and every night” y provee consuelo al sector más desamparado de sus seguidores “No woman, no cry… everything is gonna be all right”, y acompañan ese penoso andar de un pueblo que sigue soñado sus “Dreams of Freedom”, y alcanzando el perdón final en su “Redemption Song”. Pero es Natty Dread, su disco de 1975, el que es considerado como la suma de su credo: el uso de las drogas como sacramento, en especial la mariguana, la liberación de la opresión sobre los negros y el derecho individual de estar equivocado (right to be wrong). Defendiendo su postura, dedicó los esfuerzos de su arte al activismo por la paz en el Caribe y en África, al grado de resultar baleado en 1976. Cuenta también en su haber la ayuda que brindó para resolver la violenta campaña electoral de 1980 en Jamaica entre Michael Manley y Edward Seaga, en una época en que se consideraba que los negros eran rojos.

En diciembre de 1981 Bob Marley murió victima de un cáncer pero su herencia cultural alcanzó límites que una década antes podrían haber parecido estar en el territorio de los sueños. La influencia musical en muchas de las canciones de íconos occidentales como Eric Clapton, Paul McCartney, Paul Simon y Sting o incluso la emulación descarada de UB40 son prueba fehaciente de la solidez de la raíz musical jamaicana en el resto del mundo. Su herencia directa sigue incrementándose en la actualidad con el arte de miríadas de músicos caribeños que han encontrado en el reggae una poderosa herramienta de expresión que nos deja saber que las Antillas no sólo existen para que hagan erupción sus volcanes o sean devastadas por los huracanes. Ellas, las tierras antillanas, también pueden generar sus propias reacciones en cadena con la voluntad de su búsqueda por la libertad y absoluta autonomía.

jueves, 14 de agosto de 2008

Los Mundiales Perdidos



A principios de los ochenta John Huston realizó una película cuyo título en español fue "Escape a la Victoria". Esta ofrecía un reparto muy atractivo, para todos los gustos, con estrellas cinematográficas tales como Michael Caine, Max von Sydow y Sylvester Stallone, además de figuras del balompié como Pelé, Oswaldo Ardiles y Bobby Moore. La trama era muy simple: en un campo de concentración nazi, los alemanes organizan un partido contra los prisioneros de guerra después de ver que las habilidades de los aliados cautivos en el dominio del balón constituían un reto interesante para probar la superioridad de la raza aria.

Lo más interesante del asunto es que el guión de la película está basado en un hecho real según lo cuenta Eduardo Galeano en su libro "El Futbol: A Sol y a Sombra". Helo aquí: A mitad de la Segunda Guerra Mundial en un campo de concentración nazi ubicado en territorio ucraniano de la antigua Unión Soviética, los oficiales alemanes descubrieron que entre sus huéspedes se encontraban los integrantes del famosísimo equipo de futbol Dínamo de Kiev y organizaron un partido con fines de alimentar el orgullo germano. El partido resultó desafortunado para ambos bandos, pero especialmente para los victoriosos: los rusos no escapan como los prisioneros comandados por Pelé en la película de Huston, sino que se ganan el derecho a ser fusilados esa misma madrugada por sus contrincantes que no habían sabido defender la tarde anterior el honor nazi en el campo de juego.

Todo esto sucedía en momentos en que las copas mundiales de futbol se mantenían interrumpidas por causas de fuerza mayor como lo es una guerra mundial. Hasta hoy el mundo se pregunta qué habría pasado si se hubieran celebrado los mundiales de 1942 y 1946. Es sabido que la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA) tenía entre sus planes otorgar los dos siguientes mundiales a Alemania y Argentina respectivamente, pero con el advenimiento de la guerra prefirieron empacar la copa Jules Rimet y esconderla en Roma debajo de la cama de alguno de los funcionarios de la Federación. Oficialmente el campeón mundial seguiría siendo Italia, que se había coronado precisamente en los dos últimos mundiales.

Quedaba la duda, sin embargo, sobre si la escuadra azurri era realmente el equipo más poderoso del momento, después de todo, estas dos últimas ediciones previas a la guerra habían sido más bien una versión exclusivamente europea, como en su caso, había sido mayoritariamente latinoamericana la versión uruguaya de 1930. Además se decía en ese entonces que Inglaterra era el campeón sin copa. Imbatido en Wembley desde el principio de los tiempos, los orgullosos británicos se habían resistido a asistir a los mundiales con lo que tácitamente desautorizaban con su ausencia cualquier campeonato internacional en el que no estuviera participando la selección creadora del deporte. Ya terminada la guerra, la FIFA se reunió en Luxemburgo en 1946 para iniciar los preparativos del siguiente mundial que sería llevado a cabo en Brasil.

La Convención de Luxemburgo fue muy importante porque Jules Rimet y Stanley Rous, el poderoso presidente de la federación inglesa, se dieron la mano e Inglaterra aceptó ser aceptada dentro de la comunidad internacional del futbol. El hecho se celebró con un encuentro entre el todavía campeón Italia e Inglaterra y en el que los ingleses derrotaron a los italianos, lo que significó un retiro doloroso para Vittorio Pozo, el legendario técnico bicampeón de la década de los treinta. Es cierto que no es cierto, pero para evitar la ausencia oficial del futbol en los cuarenta, en ocasiones se antoja pensar, siguiendo el juego de las elucubraciones, que la final del mundial nazi de 1942 pudo haber sido aquel partido entre los alemanes y los rusos por el simbolismo que encierra y el reflejo político fiel de la época, mientras que el mundial de escritorio de Luxemburgo en 1946, también tuvo su final, aunque jugada muchos meses después, en el Italia-Inglaterra, que significó el regreso de la vieja Albión a la convivencia internacional y fincó las bases de la unión del mundo por medio de un balón.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Estudio en Rosa



En las historias policíacas de ficción, el color determina el matiz de los casos y define el nivel de deducción que se exige a la mente que pretenda resolverlos. En otras palabras, cada autor deberá encontrar, escondida entre las líneas del misterio que su obra plantea, esa especie de escala cromática que determinará la personalidad del detective a emplear.

En la Inglaterra victoriana, Sir Arthur Conan Doyle entendió que un “Estudio en Escarlata” demandaba la presencia de Sherlock Holmes. En los locos años veintes, salido de la pluma de Agatha Christie, Hercules Poirot resolvió “El Misterio del Tren Azul”. Los escollos que se planteaban en los guiones del “cine negro” fueron salvados por creadores como Dashiel Hammett y Raymond Chandler con el empleo de detectives como Sam Spade o Philip Marlowe. Si la parte visible del espectro electromagnético lo exige, se pueden emplear personajes menos ortodoxos como cuando Thomas Harris, al ver que las cosas se ponían color de hormiga para su héroe, le prestó los servicios de su archifamoso criminal Hannibal Lecter para atrapar al “Dragón Rojo”, o como cuando el tono adecuado resultó estar en la cabellera de una mujer, y Joaquin Sabina se planteó resolver, por sí mismo, “El Caso de la Rubia Platino” en diecinueve días y quinientas noches... y así, podríamos seguir buscando matices criminales y recorriendo galerías de detectives famosos, tantos como exija el arco iris, hasta llegar a los misterios más blancos, domésticos y cotidianos que en realidad son “casos para La Araña” que todos llevamos dentro.

El razonamiento anterior podría ser válido hasta el momento en que los colores se mezclan, porque entonces también lo hacen las habilidades deductivas con las no deductivas y ya no se puede tener certeza de éxito en la solución de los crímenes. Esto ocurrió en la década de los sesentas, cuando la psicodelia de la época mezcló el rojo de las pasiones con el blanco de la inocencia para crear en rosa a uno de los personajes más entrañables de las últimas generaciones: el inspector Jacques Clouseau. Para Closeau, lo de menos es el caso a resolver, si no existe uno el lo inventará y para nosotros Clouseau es el caso en sí. Es perdurable el misterio asociado a ese huevo con pies y bigote, enfundado en una gabardina que aparece después de las notas de Henry Mancini hablando con acento francés y que vive perseguido por el rastro de la Pantera Rosa. Siempre fiel, de manera involuntaria, a su peculiar método en el cual el criminal atrapa al detective y no al revés.

Estudiar de cerca a Clouseau ofrece una oportunidad única de encontrar algunas de las sonrisas y sueños que extraviamos en la mejor época de nuestras vidas. Acaso, amigo lector, no le gustaría conocer al fin las respuestas a esas interrogantes que lo han atormentado desde su infancia como saber si la Pantera Rosa ¿era hombre o mujer? y ¿porque no hablaba? Si es que es así… ¡NO DIGA SI. DIGA OUI!… y quizá ahora lo podamos descubrir juntos con la ayuda de un pequeño “Estudio en Rosa”.

La Pantera Rosa no era hombre ni mujer, ni pantera, ni rosa. La Pantera Rosa era un diamante perteneciente a la princesa Dala y el cual era objeto de la codicia de un famoso ladrón internacional de joyas conocido como el Fantasma. El Fantasma era tan hábil con los dedos en las cajas fuertes como con las damas y su mejor coartada era la esposa del policía que le seguía los pasos: Jacques Clouseau. Las películas de Blake Edwards que son la fuente original para aprender del personaje muestran algunas diferencias con la caricatura clásica que es el referente tradicional para la mayoría de nosotros. Sin embargo, uno puede ir reconociendo los rasgos de los principales personajes de las películas. La Pantera Rosa tal como la conocemos fue creada por De Patie y Freleng para los créditos iniciales de la película “The Pink Panther” en 1963 y de ahí se convirtió en el famoso personaje de las caricaturas. Si se le observa bien preserva las características de los personajes que orbitaban en torno al diamante en la película, la clase de David Niven como el ladrón de joyas en la forma de la pantera y la sensualidad de Claudia Cardinale como la dueña del diamante en el color rosa del personaje. La víctima de las circunstancias en la caricatura es el hombre común que sufre la inconveniencia de la convivencia con la adversidad que crea la pantera en cada episodio y que él soporta estoicamente.

Jacques Closeau es otra cosa. Es la segunda parte de la ecuación y existe gracias al talento de Peter Sellers. Sin Peter Sellers el personaje habría estado condenado a ser uno más de tantos, producto del genio del director, pero Sellers hizo de él algo apologético y trascendente. La idea de Clouseau. nació antes que la Pantera Rosa, junto al Comisionado y al Sargento Hercule Lajoy, que en la caricatura cambiaría su nombre a Dodó, en una película llamada “Un Disparo en la Oscuridad” que no fue exhibida inmediatamente por no ser considerada lo suficientemente buena por los productores. Sellers no fue la primera opción de Edwards. La Pantera Rosa iba a ser una película para el lucimiento de David Niven y Claudia Cardinale, con la figura de Closeau como personaje secundario. En un inicio fue Peter Ustinov el encargado de dar vida al inspector pero renunció al proyecto a unos cuantos días de comenzar, fue entonces cuando Edwards decidió llamar a Peter Sellers que improvisó el personaje después de ver la imagen del Capitán Matthew Webb en una caja de cerillos, el cual fue el primer hombre en cruzar el Canal de la Mancha en 1875. Con el mostacho del capitán, marcado acento francés y su atolondramiento crónico, Peter Sellers se robó la película de principio a fin, dando pie a infinidad de secuelas y a una serie animada de televisión.

Para Peter Sellers, Jacques Clouseau fue la suma de todos sus personajes. Tan camaleónico como el mismo Clouseau que usaba disfrazarse de cuanta cosa se le ocurriera para resolver sus casos. Sellers también vivía perdido en la rutina de sus propios personajes, en alguna ocasión dijo a un reportero no saber quien era él realmente o si había algún él detrás de toda esa inmensa galería de personajes: el Dr. Fassbender, un psiquiatra obsesionado con las pussycats de sus pacientes, el hindú Ahmed el Kabir que canta junto a Sofía Loren, el Dr. Strangelove, científico lisiado con un acto reflejo pro nazi en su brazo derecho y un insano amor por la bomba, el jardinero inocente que mira el mundo “Desde el Jardín” o inclusive el mismo James Bond experto en jugar al bacará en Casino Royale. Lo que si era cierto es que esa inseguridad acerca de su propia personalidad en la vida real la llenaba con un egocentrismo que rayaba en lo maniático y que lo persiguió como una maldición a lo largo de toda su carrera.

Con la Pantera Rosa y el Inspector Closeau, Blake Edwards y Peter Sellers nos simbolizan la incontenible energía del mundo a nuestro alrededor que muchas veces nos rebasa y desencadena todo lo inesperado en nuestras vidas pero por lo cual vale la pena vivir. Al final de cuentas un mundo bajo la sombra de la Pantera Rosa puede convertirse para nosotros en una Némesis como lo es para Clouseau, si no aprendemos a prestarle atención y a convivir con ella.

El Album Blanco



Para conocer el significado de la palabra ecléctico tenemos dos opciones. Una es hacer una atenta visita al diccionario, que nos referirá a una de esas doctrinas filosóficas de la antigua Grecia y otra, la más fácil y divertida para la gente ocupada del siglo XXI, es simplemente escuchar el “Album Blanco” de los Beatles.

Rishikesh es una ciudad al norte de la India, a orillas del río Ganges, en la falda de la cordillera del Himalaya. Por mucho tiempo ha sido considerado un sitio sagrado por los hinduistas y el lugar perfecto para escapar de un mundo violento y perverso con el fin de darle reposo al alma. A principios de 1968, John, Paul, Ringo y George, aprovecharon un retiro espiritual, en este inspirador y místico paraje, para componer la mayoría de los temas de su emblemático y minimalista disco doble. La intención inicial no era esa en realidad, pero el proceso creativo derivado de la regeneración espiritual de los artistas, bajo la guía del Maharishi Mahesh Yogi, y el reencuentro con su yo colectivo iba a significar, de una u otra forma, una experiencia de extraordinario provecho en la vida de todos.

Rishikesh no produjo la simbiosis esperada, por el contrario, el “Album Blanco” marca el inicio del desmembramiento de la mítica banda inglesa al abrirle paso al proceso creativo individual y reducir la tolerancia de los miembros del grupo respecto de su ambiente asociado. En otras palabras, en Rishikesh pasó algo que hizo a los Beatles conscientes de estar hartos de ellos mismos, quizá por eso Lennon le reclamará indefinidamente al Maharishi (acompañado de un coro universal): “Sexy Sadie, what have you done?…”

Abandonar la India, regresar a los estudios de grabación y contar musicalmente lo que allá sucedió y compartirlo con el público por medio del “Album Blanco” fue una catarsis para la banda, pero a su vez significó la encrucijada en la cual cada uno comenzaría a caminar por separado, aunque restaran aun dos discos mas por realizar, este trabajo vendría a ser un verdadero punto de quiebra para el funcionamiento colectivo de los Beatles.

Pero inspiración es inspiración, tampoco es que nos estemos quejando y las musas, durante los meses que duró el retiro, la regalaron a montones entre los miembros del grupo. Se puede constatar incluso con Ringo Starr en el velado reclamo que hace a sus compañeros con “Don’t Pass Me By”. De hecho, a su vuelta a Londres y comenzar las grabaciones del album, Ringo renunció a la banda al sentir que debido a su falta de creatividad, los demás lo habían comenzado a relegar. A las dos semanas regresó al estudio, olvidó sus diferencias (principalmente con Paul) y tomó su puesto en la batería como si nunca hubiera pasado nada.

George Harrison por su parte comenzó a ganar un sitio de mayor respeto como compositor dentro de una sociedad completamente dominada por los dos genios que eran Lennon y McCartney. En un primer borrador se consideraron cinco de sus creaciones para el disco, quedando en la edición final solo dos de ellas, que son consideradas de culto desde entonces: “While My Guitar Gently Weeps”, creada con la ayuda de Eric Clapton y el I Ching y la orwelliana “Piggies” que nos trae reminiscencias de “Rebelión en la Granja” en su contenido de crítica social.

Paul McCartney. Siempre melódico. Siempre prolífico. Mientras estuvo en la India encontró inspiración en todo lo que lo rodeaba, lo mismo en el gorjeo de un pájaro para crear “Blackbird”, como en la naturaleza misma para “Mother Nature’s Son”. Sus musas eran tan variadas como su novia Linda para “I Will”, su propia mascota en “Martha My Dear” o gente definitivamente anónima e irrelevante como Desmond y Molly en “Ob-La-Di Ob-La-Da”. Le sobró inspiración incluso para parodiar el estilo de Bob Dylan en “Rocky Racoon”, al grupo The Who en “Helter Skelter” y, con la ayuda de Mike Love, a los Beach Boys y a Chuck Berry en “Back in USSR”.

A diferencia de Paul, John Lennon, encontró que sus flujos creativos se derivaban de dos fuentes bien definidas: Yoko Ono y sus propios ideales, lo cual lo marcaría para el resto de su carrera hasta su muerte en 1980. “I’m so Tired” y “Julia” hablaban de su estado de ánimo, la primera y de su madre, la segunda, pero ambas tenían a Yoko como puerto seguro, como la roca desde la que se puede asomar hacia su infinito interior sin miedo a caerse. “Dear Prudence”, “Sexy Sadie” y “The Continuing Story of Bungalow Bill” son reacciones honestas a su experiencia en la meditación trascendental, en la primera trata de salvar a la hermana de Mia Farrow de ser absorbida por su propio esfuerzo de alcanzar la espiritualidad y en la segunda denuncia la falsedad de su mentor después de enterarse de su abuso de confianza en la persona de la famosa actriz. En la tercera denuncia la hipocresía de uno de sus compañeros de retiro al pretender elevar su alma mediante las enseñanzas de la filosofía oriental mientras se da tiempo para ir a matar animales solo por diversión. Pero la parte mas importante en su evolución y definición como símbolo de la próxima generación termina de definirse aquí, ahora uno puede escuchar los acordes de “Happiness is a Warm Gun” mientras mira las fotos que la revista Life publicó de los asesinatos de Robert Kennedy y Martin Luther King en ese año, o sentir la estridencia de “Revolution” al compás de la marcha de los estudiantes durante el mayo de Paris y la noche de Tlatelolco, o el avance de los tanques soviéticos durante la primavera de Praga.

En el año en que el “Álbum Blanco” vio la luz, los Beatles eran el grupo musical de mayor influencia en el mundo. Los medios masivos de comunicación y los filósofos baratos se desesperaban por descifrar los mensajes ocultos que estos cuatro profetas modernos escondían en las letras de sus canciones. El propio Lennon hacia mofa de esto en una de las piezas del disco llamada “Glass Onion”. Pero hubo quien no lo entendió así, y poniendo juntas “Sexy Sadie”, "Revolution”, “Piggies”, “Blackbird”, “Helter Skelter” y su propia estupidez y mala leche se dio a la tarea de ser el ejecutor de la profecía que los mesiánicos ángeles de Liverpool supuestamente anunciaban, su nombre: Charles Manson. Manson entendió que el nuevo disco de los Beatles era una especie de Libro de las Revelaciones que ordenaba a un brazo ejecutor (por cierto, él, su novia Sexy Sadie y el resto de su familia) llamara a la rebelión (Revolution) a la oprimida raza negra, celebrada en “Blackbird” contra la tiranía de los blancos burgueses “Piggies” mediante el caos provocado en el “tobogán” que lleva al fin del mundo (Helter Skelter). Así que se resolvió a poner el ejemplo a los oprimidos respecto de la conducta seguir con la sociedad masacrando algo de gente bonita en una mansión de Beverly Hills, entre la que se encontraba la actriz Sharon Tate. Mas que cumplir con un mandato divino, Manson encontró en los mensajes ocultos del disco de los Beatles la excusa perfecta para vengar su propio ego herido al atacar la casa donde había vivido Terry Melcher, un productor musical que lo había rechazado algunos años antes por mediocre, sin talento y muy posiblemente también por chaparro, marihuano y no bañarse.

Afortunadamente el resto del mundo ha aceptado una influencia mas positiva y trascendente de la música del cuarteto de Liverpool ofrecida en ese disco doble, y aunque nos cueste trabajo aceptarlo como un trabajo en conjunto, entendemos que tenía que ser “ecléctico” para dar cabida al talento musical de Paul McCartney, al pacifismo de Lennon, al misticismo de Harrison, al buen humor de Ringo y abrir de este modo la puerta a la carrera de los cuatro como artistas en solitario. No había mas espacio para crecer juntos y su influencia individual se dejaría sentir en la música en las décadas siguientes. A nosotros, si queremos entender las raíces de muchas de las cosas que escuchamos en el radio hoy en día, nos queda de herencia la oportunidad de escuchar el noveno album de los Beatles. Un disco doble, que el cuarteto de Liverpool grabara en 1968, llamado simplemente “The Beatles”, pero que es mejor conocido en el mundo de la cultura popular como el mítico y legendario “Álbum Blanco”.

Solo Para Adultos




Si nos lo preguntaran directamente seguramente lo negaríamos, es mas, acusaríamos a quien lo propugne de retrógrada e incivilizado, pero es muy diferente hablar a tener que decidir y en los últimos días me he dado cuenta de que si quiero hacerle honor a la verdad debo confesar que… sí… ¡simpatizo con la censura!

¿Algún problema?

Y es que cuando uno siente la responsabilidad de mostrar lo adecuado necesita deshacerse de lo inconveniente, le pese a quien le pese. En otras palabras, reconozco que uno de mis personajes favoritos en el cine es aquel que hacia Bruno Kirby en “Good Morning Vietnam”, donde le pasaba tijera a las notas informativas de Robin Williams.

Ahora comprendo a Kirby, ya que de tarde en tarde me toca cuidar a Andrea, mi sobrinita de tres años, y me siento con la responsabilidad de no inducir en ella ningún mal ejemplo y cuido que todas las cosas con las que juega tengan un sentido provechoso y formativo; por ejemplo, le he estado explicando como funciona mi calculadora científica y le leo de vez en vez algún poema de Walt Whitman para que se vaya civilizando. Pero esta futura juventud ya trae la semilla del mal, y mi sobrina no se esta quieta hasta que me harta y me obliga a ponerle un CD de Cri Cri que le compró su papá.

¡Ahhhh!...Pero no vayan a creerme tan irresponsable de dejarla que lo escuche así como así. Primero le selecciono los temas que puede oír, por aquello de los mensajes subliminales. No quiero que se afecte de manera inconsciente de toda la mala intención oculta en las historias de un montón de personajes disfuncionales.

Por ejemplo, le quite “La muñeca fea” porque creo que es de muy mal gusto por parte de Don Gabilondo eso de estar exhibiendo a la gente en estados maníaco-depresivos que pueden dejarle una huella negativa imborrable a mi pobre sobrina, y luego las soluciones mal planteadas que ofrece… ¿qué es eso de “te quiere la escoba y el recogedor”?... como si juntarse con jodidos le arreglara la vida. Si de veras la quisieran ayudar, a ver, porque no le regalan una tarjeta de crédito con la que pronto se le olvidaría cualquier bronca.

Le quité “Los tres cochinitos” porque a mi esos sinvergüenzas no me engañan, y mucho menos el mas pequeño de los tres. Ese “mosca muerta” algo rompió y no quiere decir, de ahí que quiera ganarse una lana para ayudar a la pobre mamá: ayudarla a que no le acomode sus pescozones. Pero si escuchan bien la canción se van a dar cuenta de que la de la culpa de todo es precisamente la mamá, con los muchos besitos que les da. Y si no me creen analícenlo: el primero es un triste megalómano que se va a morir diabético, el segundo es un completo “looser” y “el más pequeño de los tres”… bueno, de ese ya no quiero hablar porque se me hace el más chueco.

“La marcha de las letras” se me hace una canción fascista. “Papá elefante”, un atentado contra la autoridad paterna. La princesa Caramelo de “Bombón I” se me hace una méndiga bruja interesada que puede pervertir a Andrea a tan tierna edad. Considero que la “Negrita cucurumbé” tiene una enorme carga erótica, y además creo que “el pescado con bombín” es su padrote. El “Negrito bailarín” a mi se me hace que es gay, y “Teté” ha de andar en malos pasos por eso no se quiere meter.

Pero no crean que todo es malo. En ocasiones la dejo escuchar cosas como “Caminito de la escuela”, para que se acuerde de sus amiguitos y “El chorrito”, para que vaya entendiendo el ciclo del agua.

Por lo demás, me siento muy orgulloso de estar formando a mi sobrina con una visión clara de la vida que le permita crecer como una niña sana y normal.

¿No creen?

Hasta No Ver Pingüinos



En medio del camino de la vida me encontré con una densa y sucia neblina porque la recta vía era perdida. Buscando guía y luz en aquella oscuridad busqué un Virgilio, mas en medio de la bruma no pude identificar a nada ni a nadie tocado con algo parecido a una corona de laurel en la cabeza, como la que lucen los poetas. Lo que si encontré fue a un hombre de aspecto inconveniente que llevaba en su pecho una medalla dorada con una efigie grabada y el último reporte del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático bajo el brazo. Fue entonces cuando me enseñó el futuro de la humanidad en este mundo…

La densa niebla (que resultó ser dióxido de carbono) se disipó y nos encontramos de pie al borde de una chimenea industrial en cuyas paredes internas se leía: “Por mi se va a la ciudad doliente. Por mí se ingresa en el dolor eterno” y pudimos ver una imagen del mundo que reverberaba en el fondo de aquel pozo. El hombre inconveniente sacó un termómetro que marcaba 14.4°C y un nutrido calendario que contenía el tiempo de los próximos cien años. Acto seguido comenzó a arrancar las hojas del calendario y a arrojarlas al fondo de la chimenea. La imagen del mundo comenzó a cambiar y el mercurio en el termómetro comenzó a subir.

Con las primeras hojas arrancadas al calendario el mercurio subió inmediatamente un grado. La imagen del fondo mostró entonces a un mundo en el que se destacaba la desertificación de las Grandes Llanuras de Norteamérica, el cierre de la corriente del Golfo en el Océano Atlántico, la extinción de las nieves del Kilimanjaro, un Sahara reverdecido, una amazonia perdiendo dramáticamente su biodiversidad, el comienzo del deshielo en el Ártico, el desvanecimiento del permafrost en los Alpes, el daño irreversible de los ecosistemas australianos, alertas de huracanes en el Atlántico Sur y el hundimiento de los países de los atolones como Vanuatu y Tuvalu.

2015. El mercurio en los dos grados y en la imagen del mundo: escasez de agua en China, acidificación de los mares, oleadas de calor en los veranos de Europa, incendios forestales en el Mediterráneo, comienzo del deshielo de los glaciares de Groenlandia, extinción de los osos polares a la par de una intensiva explotación petrolera en el polo norte, inundaciones masivas en la India, extinción de los glaciares en el Perú andino, sequías en California, cambios globales en los patrones de producción agrícola y el comienzo de la extinción selectiva de especies.

2030. Tres Grados y un mundo en el cual el desierto de Kalahari se come a Botsuana, los polos quedan estacionalmente libres de hielo, el fenómeno del Niño incrementa dramáticamente su intensidad, se sucede la muerte de la Amazonia, hay dantescos incendios naturales en Australia, los huracanes alcanzan la categoría 6, se desvanece el mar de hielo del Ártico, severas sequías en Centroamérica, se desata la furia en los monzones, desaparición del Valle del Indo, escurren las últimas gotas del Colorado, Nueva York queda bajo el agua, epopéyicas tormentas asolan Europa, pandemias en África, la pérdida de los ecosistemas de montaña en Sudamérica y el drama de sembrar en un invernadero mundial.

2050. En un mundo cuatro grados más caliente, la muerte del Nilo, el deshielo total de la Antártida, la influencia global de la contaminación china, las arenas del desierto africano conquistan la Europa mediterránea, el desvanecimiento de los glaciares alpinos, inundaciones apocalípticas en Gran Bretaña, la erosión crítica del suelo en Texas y se comienza a dar la respuesta espontánea de metano en Siberia.

2075. El termómetro marcando ahora cinco grados más y la mayor parte del mundo es inhabitable, hidratos de metano surgen peligrosamente en el océano Ártico, los tsunamis se suceden también en el mar del Norte, refugios gigantescos para los desheredados de los trópicos y guerras civiles intensificadas por el control de los recursos por todo el planeta.

2100. Hay un mundo sobrecalentado en seis grados que recuerda al mundo del cretácico, con océanos aceitosos y un desierto global que va de trópico a trópico. Una extinción que alcanza dimensiones pérmicas y la vida del hombre limitada a los polos que son los únicos lugares que conservan condiciones habitables, aunque el agujero de ozono abre la posibilidad de una emboscada ultravioleta del sol que sabe que solo es cuestión de tiempo el poder cumplir la promesa que Dios hizo después del diluvio de acabar con la raza humana en el mundo con fuego la próxima vez.

Pero el mundo no podía terminar incompleto y reclamaba mi presencia como insustituible parcialidad homeostática en la Gaia de Lovelock. Así que de pronto mientras contemplaba nuestra miseria final, el humo volvió a nuestro alrededor y se volvió a cerrar al punto que la asfixia nublaba mis sentidos. Repentinamente el hombre inconveniente despareció y mi persona cedió a la atracción de la gravedad que me reclamaba en el fondo del pozo hacia el centro de la imagen que todo ese tiempo había arrobado mi atención. Y mientras me precipitaba en la caída libre ante, mis ojos vi aparecer de nuevo a Chernobyl, a Hiroshima y a Nagasaki, al Exxon Valdez y a las plataformas de petróleo en el Medio Oriente, al Protocolo de Kyoto y a la Guerra de Irak de entre muchas imágenes que se sucedían vertiginosamente hasta que mi alma de súbito impactó con mi cuerpo y entonces… desperté.

Dicen que uno tiene solo cinco segundos inmediatamente después de despertar para recordar sus sueños de otra manera estos quedan sepultados en el arcón del olvido de la memoria, pero yo me tomé mas tiempo. El suficiente para reconocer mi impotencia ante la onírica profecía.

¿De que sirve que en un esfuerzo individual sacrifiquemos los patrones de consumo que aseguran nuestros grados de confort? Si en la participación global del agravio nuestro porcentaje es nada comparado con la contaminación de las industrias trasnacionales y la maquinaria bélica de las grandes potencias que hacen muchísimo más daño en mucho menos tiempo.

Quizá comencemos a tomar conciencia cuando de Nueva York no quede mas que la mano que sostiene la antorcha y no sea posible ver un oso polar mas que en un comercial de coca-cola (y eso solo en Navidad). Está en nuestra condición humana no reaccionar a menos que el destino nos alcance. No importa. Una vez racionalizados globalmente los humanos en esto del cambio climático (al fin que es lógica geológica) haremos causa común y tomando en cuenta que somos muy listos, algo se nos ocurrirá con tal de defender nuestro derecho inalienable a seguir consumiendo descontroladamente y por lo tanto no reducir nuestra huella ecológica en el planeta. Total, desde tiempos ancestrales la lógica de nuestra especie no acepta el calor hasta que no nos llega la lumbre a los aparejos y no sentimos el frío hasta que no vemos aparecer a los pingüinos a nuestro alrededor.

Un Mundo Rojo Rojito



Quizá la culpa sea de Marx que dijo que pero no dijo como. Esto dio la oportunidad a algunos líderes del siglo XX de fabricar utopías con sus muy personales apreciaciones de cual debía ser el camino para llegar a la igualdad en la sociedad. Lenin pensaba que la revolución debía hacerse desde la fábrica y Mao desde el campo. Cárdenas lo sustentaría en el nacionalismo, Fidel lo impondría desde la resistencia y Allende lo sometería a plebiscito. Lo cierto es que diferentes vías al socialismo dan diferentes tipos de socialismo. Siendo el rojo el color simbólico por antonomasia para todo lo marxista, tenemos entonces que, cada ideología refleja un diferente tono de rojo, el cual mientras más radical más intenso.

El socialismo que actualmente se esparce endémicamente por Latinoamérica es una especie de Narcicismo-Leninismo como lo define Andrés Oppenheimer en sus “Cuentos Chinos”, esto es, una cleptocracia sostenida por un simulacro democrático sustentado en la manipulación de las masas ignorantes. El faro para este socialismo contemporáneo en nuestra región emite su luz alimentado con el petróleo del lago de Maracaibo y pretende alumbrar al sueño bolivariano en todo un continente con un tono de rojo muy venezolano, una especie de rojo, rojito.

Los paladines de este pintoresco y astronómico corrimiento hacia el rojo en la región son un selecto grupo de resentidos líderes tercermundistas cuyo libro de cabecera es el “Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano” y su guía espiritual todo un mesías (región 4) a quien se asemejan en todo, hasta en lo feo: el teniente coronel Hugo Rafael Chávez. Un personaje al cual Jaime Bayly ha definido como el más grande cómico que Latinoamérica ha dado al mundo.

Latinoamérica es un lugar ideológicamente plagado de molinos de viento por lo cual no es de extrañar que el negocio mas rentable, tomando en consideración nuestra cervantina estulticia, sea el alquiler de Quijotes. Y para dicho puesto, en nuestros Macondos, cualquier mamarracho es bueno si es lo suficientemente hábil para convencernos de que los rebaños de ovejas son ejércitos de infieles. Hay que aceptar que llevar a un país hacia la igualdad no es asunto nada más de salir a cantar a la calle: “Quisiera al mundo darle hogar y llenarlo de amor”, con una sonrisa beatífica y bobalicona y una velita prendida en navidad, sino que implica que haya un carácter fuerte, ideologías claras y respeto por los demás en quien asuma la responsabilidad del liderazgo y por lo mismo entender que en el camino deberá tomar decisiones con la cabeza muy fría ¿y porque no? hasta eliminar cosas, casos y actores que signifiquen impedimentos en su avance. De todo esto, a nuestros líderes comúnmente les da por soslayar lo primero y enfatizar lo segundo.

La razón principal es la ambigüedad de ideales que transforman aquella maquiavélica frase de que el fin justifica los medios en una política de que medios contundentes justifican cualquier fin y está en nuestras identidades nacionales desde el origen. El mito fundacional de la independencia de las colonias españolas para impedir que los peninsulares siguieran explotando y abusando de los indígenas encierra la hipocresía del criollo y las oligarquías locales en su anhelo de ser ahora ellos los depositarios del derecho a explotar y abusar de los indios para su propio beneficio. Pero como a través del tiempo hay que conservar las formas, para dar legitimidad a los regímenes, se ha abierto una brecha de oportunidad para los diferentes líderes que por casi dos siglos han luchado por el poder en la región.

El forcejeo que por el poder han representado las polarizadas cúpulas políticas de nuestro subcontinente se pueden resumir en un resultado unívoco: siempre ganan los malos… ¿Por qué?...Porque si se mira con atención el desarrollo económico y social de cada entidad que conforma nuestra comunidad latina nos daremos cuenta que no hay buenos. Tan mala la izquierda como la derecha con esas tendencias a radicalizarse y en sus últimas fases centrifugarse de sus rumbos ideológicos originales para estacionarse perennemente en posiciones fascistas con el consabido saldo rojo en el bienestar social. Tan malo Castro como Pinochet, Videla o Chávez, la represión o la demagogia. Extremos de una misma “Rebelión en la Granja” que se prolonga hasta el infinito. Es claro que un pueblo que en vista de las circunstancias no tiene mas alternativas que el despojo o la mentira, cuando se le ofrezca la oportunidad de participar en la charada de la democracia yendo a las urnas elija la segunda como opción que le permitirá participar de un poco de esperanza y termine comprando el barato mesianismo de un quijote de cartón. Hoy ese quijote viene en la forma de otro general de opereta pasado por agua y se llama Hugo Chávez. El presente modelo a seguir para todas nuestras izquierdas.

Para la derecha latinoamericana de hoy existen dos tipos de lideres socialistas: los que comen y se van y los que no sabemos porque no se callan. Chávez pertenece al segundo bloque aunque ha comido en la misma mesa de los primeros. Con los dos, el pueblo pauperizado, abusado y negado por sus propias plutocracias, se identifica al instante. Así pues, un hombre que en los discursos oficiales canta, lee la biblia, chismea y cuenta chistes al mismo tiempo que arenga, dirige los destinos de uno de los países mas ricos en recursos de todo el mundo, y que encima de todo es la reencarnación de “El Libertador de América” no puede dejar de ser irresistible para la ingente masa popular. Por eso no se calla. Ese es su principal capital a falta de plataforma política ya que cuando se trabaja con las ideas prestadas llega un momento en que las venas abiertas ya no son suficientes para convencer.

El único antídoto contra este tipo de charlatanes radica en el pueblo. El mismo que los crea. Las revoluciones no son más que periodos de reprogramación en la idiosincrasia de los pueblos, donde dicha reprogramación se da generalmente en forma violenta. La otra forma de reprogramar a un pueblo para que madure su pensamiento político y aprenda a reconocer y a exigir sus derechos, en lugar de vivir dependiente de la esperanza de la dádiva hipócrita de los políticos, se da en las aulas de enseñanza y aunque igual de contundente que la primera tiene la desventaja de requerir mas tiempo, un pueblo paciente y verdaderos apóstoles. Si algo de esto falla tarde o temprano la inercia del funcionamiento social devendrá en la violencia de una revolución armada donde el único que sufre al final de cuentas es nuevamente el pueblo.

Para combatir estos vicios históricos en Latinoamérica necesitamos pueblos mas preparados, menos oportunistas y más responsables. Los líderes no son más que el reflejo amplificado de sus sociedades. Las únicas revoluciones que tienen éxito empiezan en el interior de uno mismo y terminan siendo la suma de los individuos. Un pueblo que sale a votar pensando en “Y ahora, ¿Quién podrá ayudarnos?” No se merece de líder ni al Chapulín Colorado. Mientras no sepamos que le vamos a pedir a nuestros candidatos y sobre todo, mientras no aprendamos a exigirles cuando ya funjan como servidores públicos, seguiremos siendo merecedores de líderes inescrupulosos que aprovechan nuestra deshonestidad como ciudadanos para hacernos partícipes de pequeñas triquiñuelas amparadas por sus gobiernos de manera que quedemos desautorizados moralmente para poder denunciar las colosales redes de corrupción en las que ellos se mueven. Si no entendemos esto de una vez por todas, con las migajas de nuestras miserias seguiremos alimentando eternamente a monstruos tan seductores como Hugo Chávez.

El Circo Volador de Monty Python



En la primera mitad de la década de los setentas en Inglaterra, al escucharse el tañido de “La Campana de la Libertad” de John Philip Sousa, todo el país se paralizaba: los Beatles abandonaban el estudio de grabación, James Bond guardaba la pistola, la reina Isabel dejaba a un lado la corona y hasta el Big Ben detenía su paso inexorable… y todos corrían frente al televisor para deleitarse con el más puro humor inglés, un humor prófugo de Cambridge y de Oxford.

Era la hora de “El Circo Volador de Monty Python”. Era la hora de John Cleese, Terry Jones, Graham Chapman, Eric Idle y Michael Palin. Era la hora de la evolución los dibujos de Terry Gilliam, con su toque americano al estilo de la revista MAD, que servían de entretelones a las locas y muchas veces absurdas rutinas que los cinco comediantes ingleses iban desarrollando a lo largo de la función. En este circo no había hombres bala, acróbatas del trapecio ni mujeres barbudas, el domador de leones era el propio espectador si quería mantener a raya a la fiera de su propia hilaridad. Pero no era un humor fácil. Había que entenderle primero. Había que pensar un poco para poder hacer saltar, en uno mismo, el seguro de la risa. De otra manera no se comprendía el viril canto del leñador en la Columbia Británica, las técnicas de autodefensa para sobrevivir un ataque con frutas, las razones para adquirir de un loro muerto como mascota, la verdad sobre la Inquisición Española, como negociar una buena discusión, la broma mas graciosa del mundo, la importancia de la avaricia o como dio inicio la invasión del spam antes de que éste se convirtiera en un indeseable de los correos electrónicos.

Después de un lustro de estar en el aire, Monty Python voló, voló y voló… de las pantallas de televisión hacia alturas cinematográficas. Lo que entonces se nos mostró fue, literalmente, un circo de tres pistas. En la primera pudimos ver Camelot y a unos Python que se convirtieron en Caballeros de la Mesa Redonda en busca del Santo Grial. Si el verdadero rey Arturo hubiese podido ver esta versión de su historia se habría escapado de Avalón con todo y Merlín para volver a la Tierra y encerrar a los irreverentes comediantes en una mazmorra. Pero los que si pidieron, no nada más, que los encerraran sino que, además, los quemaran con leña verde por blasfemos y sacrílegos, fueron las altas autoridades eclesiásticas internacionales cuando vieron en la segunda pista su siguiente trabajo, “La Vida de Brian”, en el cual relatan la historia de un hombre en tiempos de Cristo, que por haber nacido el mismo día que el Salvador es confundido con éste y tiene que vivir una vida acosado por la estupidez de la gente que se empeña en seguirlo con las funestas consecuencias que esto le provoca. En la última pista, la troupe sugiere una paz interior que no es cierta. Cuando el espectador se asoma a “El Significado de la Vida” de los Python se da cuenta que le han vuelto a tomar el pelo y que la profunda lección de filosofía que se espera del título, vendrá nuevamente en la forma de sátiras mordaces a los valores sociales y políticos establecidos en el presente.

Pero no todo es crítica acérrima en la obra de Monty Python, también destacan valores culturales tales como el estoicismo en la cultura inglesa con canciones como “Always Look on the Bright Side of Life”, que es silbada por un épico coro de condenados en el Gólgota para sobrellevar la pena de su crucifixión. Es tan indeleble la huella que esta escena de “La Vida de Brian” dejó en la cultura inglesa que durante la Guerra de las Malvinas, la Real Fuerza Armada Británica descubrió que los sobrevivientes del acorazado “Sheffield” los recibieron silbando el estribillo de la famosa canción con el fin de mantener la moral en alto, después de haber sido alcanzados por el fuego enemigo y haber estado a la deriva en espera de su rescate.

Cuando las emisiones de “El Circo Volador de Monty Python” cesaron, cada uno de los integrantes del grupo siguió su propio camino aunque se siguieron reuniendo ocasionalmente para realizar giras o grabar algún disco. Nunca hubo una figura central de referencia. El trabajo de los cinco era igual de importante a la hora de la función y esa cohesión fue la que quizá le dio la perdurabilidad a su humor y creó toda una escuela que hasta la fecha se sigue con devoción. Esta quizá sea la razón por la cual han tenido éxitos innegables en su carrera por separado. A excepción hecha de Graham Chapman, que falleció a finales de la década de los ochenta, los otros cinco Pythons se han desarrollado y siguen vigentes en diferentes vertientes del arte y la cultura: John Cleese poco después del cierre del circo abrió en la ficción un hotel llamado “Fawlty Towers” en donde se especializaba en maltratar a los clientes. Eric Idle también siguió actuando pero su contribución mas importante es la de haber hecho pervivir la herencia musical de los Python. Terry Gillian es un conocido director de cine que cuenta entre sus obras “Las Aventuras del Barón Munchausen”, “Doce Monos” y “Los Hermanos Grimm”. Terry Jones recientemente se ha revelado como un historiador publicando un libro sobre los Bárbaros en el Imperio Romano y Michael Palin se ha convertido en el personaje más popular de los documentales sobre viajes de la televisión inglesa.

El humor inglés no es cosa fácil. Ni para entenderlo y mucho menos para crearlo. Se necesita cinismo y un poco de cultura. Esta basado en la autocrítica individual y colectiva, así como en los procesos lógicos de la mente frente a rutinas, tradiciones y esquemas. Todo esto está de tras de la cortina de buenos comediantes como Rowan Atkinson (o Mr. Bean, como a usted le suene mas familiar) y Benny Hill, aunque en un principio se les pueda calificar de simples o hasta bobos. Sin embargo es la simplicidad de sus rutinas la que las hace mas efectivas porque sin muchos artificios en poco tiempo crean una atmósfera en la que atrapan al espectador y de manera inconsciente lo envuelven con ella. Un ejemplo emblemático del humor británico es el desplegado por Bertie Wooster y Jeeves, personajes clásicos de P.G.Wodehouse, interpretados magistralmente por Hugh Laurie y Stephen Fry en la televisión inglesa, donde un aristocrático heredero bueno para nada tiene que recurrir eternamente a su eficaz mayordomo para salir de los líos en que se mete por buscar evitar el tener que trabajar para poder darse la vida regalada a la que está acostumbrado. Wodehouse hace que manteniendo los roles de estos personajes fieles a su tradición se vuelvan graciosos sin pretenderlo frente a los vaivenes del destino.

Es en este tono de humor en el que trabajaron los Python. Desarrollando ideas desde puntos de origen muy simples hasta crear una atmósfera sumamente complicada para el desenvolvimiento de sus rutinas. En muchas ocasiones el espectador se encuentra inmerso en la lógica de lo absurdo una vez que ha caído dentro del juego. Con la excelsitud del manejo del humor inglés en manos de Monty Python, la troupe pretende enseñarnos una lección de vida: que el sentido del humor no es solo una opción para entretener nuestros ratos de ocio, sino que aplicado inteligentemente a uno mismo se convierte en un arma poderosísima para enfrentar las cosas imprevisibles con que la vida nos reta cada nuevo día.

Las Obras Completas de William Shakespeare



“¬ Mi hija me decía que nadie conoce a Shakespeare mejor que usted.
¬ ¿Chicaspiar?... ¡Ah sí, Chicaspiar!... ¡Uh! Íntimo, señora. Le digo a usted que es una cosa... ya de amistad, ¿verdad?... Pues ha habido cierta comprensión entre ambos dos. Y desde luego pues… muy buen individuo. Personalmente, oiga usted, es cosa que pos, no está usted para saberlo ¿no?, pero sí, siempre el me ha dispensado…que pudiéramos llamar una amistad síncera, ¿verdad?... De esas cosas que siempre andamos los dos: “que Chicaspiare ¿Dónde vas?...pos vamos para acá… ándale Chicas, donde quieras”. Es de esa cosa así de…de espontaniedad, ¿verdad?... franqueza. Hace como tres semanas tuvimos un incidente…como le dije: “Mira Chicas, ¿porqué haces esas cosas? Conmigo sé, de plano, o como eres o… ¿qué es eso?”…pero no, ¿verdad?... ¡así es Chicas, éste!
¬ ¿Y Bernard Shaw?... ¿No es del suo agrado la “Juana de Arco”?
¬ ¿Bernardshow y Juana de Arco?... ¿Juana de Arco?... ¡Oh sí, Juanita!... ¡Cómo no, hombre!...Ora que es cuestión de gustos. Mire usted, por ejemplo, a mi me gusta más Toña la Negra”.

Así definía Cantinflas, en la pantalla del cine, su relación personal y espiritual con el “Bardo de Avón” frente a un selecto grupo de intelectuales y artistas en 1943. Y lo curioso es que la misma ambigüedad que rodeaba el cantinflesco discurso, respecto de la genialidad del dramaturgo, estuvo presente en la propia época isabelina inclusive para el mismo Shakespeare. Como producto de su tiempo, William Shakespeare escribía como modo de vida, atendiendo una profesión enteramente nueva, la cual era consecuencia del florecer tardío del Renacimiento en Inglaterra. Sin mas deseo de trascendencia que el de proveer a la Compañía Teatral en la cual trabajaba de libretos que atrajeran al público y le permitieran, como miembro de la misma, vivir decentemente y reunir lo suficiente para regresar a un retiro tranquilo a Stratford, su pueblo natal en la campiña inglesa, a orillas del río Avón. Bajo estas circunstancias, la palabra “genio” jamás pasó por su cabeza ni por la de sus contemporáneos. Siendo mas importante para gente como Ben Johnson, Christopher Marlowe y el propio Shakespeare la supervivencia, esto es, la posibilidad de poder presentar públicamente sus trabajos desafiando a la censura puritana de las autoridades londinenses de la época, que reprobaban la exhibición de tales espectáculos en la ciudad, pues favorecían, a su interior, la desagradable y peligrosa coincidencia de los estratos mas bajos y deleznables de la sociedad londinense con la aristocracia inglesa.

Siete años después de su muerte sus amigos, dos actores sobrevivientes de su compañía de teatral, ganan la primera batalla, a nombre de Shakespeare, en contra del olvido. En 1623 se publican por primera vez las obras de William Shakespeare en un solo volumen, conocido como el “Primer Folio”. Un año después son aceptadas en la Biblioteca de la Universidad de Oxford, que diez años antes las había rechazado por la persona del mismo Sir Thomas Bodley, junto a las demás piezas producto del Teatro Isabelino, por considerarse obras de entretenimiento con valor ínfimo en términos literarios. Dicho Primer Folio contiene las 36 obras fundamentales del dramaturgo inglés divididas en tres categorías: 14 comedias, 10 dramas históricos y 12 tragedias. Años después y en ediciones posteriores se agregarían mas hasta completar 43 obras, algunas de las cuales son de discutida autenticidad respecto de su legitimidad como obras del autor inglés.

A pesar de que Shakespeare jamás tuvo ambiciones literarias, la publicación de sus obras ejerció una enorme influencia en la cultura inglesa, llegando a convertir su nombre en el referente esencial de la literatura anglosajona. El Jubileo de 1769, producido por el actor teatral David Garrick fue el detonador de la leyenda del “Bardo de Avón”. Garrick, inmortalizado por el poeta Juan de Dios Peza como aquel actor inglés que hacía reír llorando, fue el primer actor, director y productor de teatro que dedicó gran parte de su obra a descubrir al mundo la profundidad que guardan las obras de Shakespeare y a hacer del mundo su escenario, revelándolo al mundo en todos los matices su grandeza artística como el genio que fue. En siglos posteriores la obra de Shakespeare trascendería al resto de las Bellas Artes en la música de Tchaikovski, Mendelssohn y Nicolai o en las películas de Lawrence Olivier, Franco Zeffirelli y Kenneth Branagh. En la actualidad, para la cultura universal es casi imposible negar la deuda que tiene con la obra de Shakespeare y son muchas las piezas que están basadas o influidas por sus obras, llegando su huella cultural a extremos de idolatría en escritores como Harold Bloom. De la misma manera, la permanente representación de su ingenio es motivo indispensable del teatro contemporáneo. En Londres, recientemente se ha honrado su memoria con la reconstrucción del antiguo y emblemático Teatro “El Globo” que fuera el lugar donde dio a conocer al público la magia de su talento. Aunque la soberbia calidad de sus guiones y la profundidad de sus diálogos han hecho pensar a muchos que quizá la modesta figura de un actor de origen provinciano, tal y como lo era Shakespeare, no estuviera a la altura de tales creaciones y prefieren pensar que figuras mas calificadas como Francis Bacon, Thomas Middleton, Christopher Marlowe, Edward de Vere, la propia reina Isabel I o inclusive, anacrónicamente, Daniel Defoe, eran los verdaderos creadores detrás de sus obras, lo cierto es que no se ha podido comprobar nada a este respecto y sus detractores solo han cooperado a engrandecer la leyenda que rodea al dramaturgo.

Pero dejemos que sea el propio Cantinflas quien escriba el corolario a la obra del genio en la conclusión de su diálogo en su inolvidable adaptación de “Romeo y Julieta”:

“Señoras y señores. Me da mucho gusto haber sido oijeto de esta conversación, para decirles a ustedes, en representación de mi amigo Chicaspiare, que me siento muy honroso. Me siento abochornado y al mismo tiempo solícito, de dirigirles las palabras para no hablar sobre la personalidad de Chicaspiare porque la conocemos. Sabemos quien fue ese hombre grande… Chicaspiare… que supo analizar y que supo, en todos los terrenos y en todos los aspeitos, demostrar que es un genio. Y es un genio porque recuerdo aquellas palabras que me dijo… dice: “Mira, ¿Qué somos en la vida sino abrojos del arroyuelo salidos del pantano de la desilusión?”... ¡Que frases!... ¡Que frases que encerraban todo!... todo lo que puede encerrar una frase fraseológica. En mi última gira por San Juan de las Colchas, pueblo risueño al lado de lo que podríamos llamar… de la frontera del norte, donde todo es pureza. Ahí, pude convencerme que todos nosotros… que el momento momentáneo en que vivimos… que sabemos comprender porque no somos… ni seremos… ¡Jamás!... en la vida, pero si tener en cuenta esta pisología de la… del universo… Entonces, ¡Camaradas Agraristas! El momento debe ser en cualquier momento…”.

Llegados a este punto, recapitulemos y meditemos un poco sobre estas reflexiones de los genios y sus genialidades y, si les parece, de Bernard Shaw, Juana de Arco y la relación simbiótica entre ellos y la oscura e insondable profundidad del arte, en la voz de Toña la Negra, hablaremos en otra ocasión.

La Trampa 22



En el mundo hay una sola trampa, la Trampa 22, y caer en ella es muy fácil. Experiencias como la de Hércules tratando de degollar a la Hidra y terminar enfrentándose a la multiplicación de las cabezas del monstruo cada vez que una le es cortada es un claro ejemplo de estar en la Trampa 22, lo mismo para el que trata de salir por si mismo de arenas movedizas que para el que trata de escaparse por un callejón sin salida.

El término, como tal, nació con un relato antibelicista del escritor norteamericano Joseph Heller, en 1961, que se convirtió en todo un suceso a los pocos meses de su publicación. Al grado de merecer una versión cinematográfica nueve años después dirigida por Mike Nichols.

En su novela, Heller describe a un grupo de pilotos que tratan de alcanzar el número requerido de misiones de guerra para ser sujetos a licencia en tierra y poder volver a casa… Solo hay un problema: La cuota necesaria de misiones por cumplir aumenta constantemente de manera arbitraria, haciendo imposible para nadie alcanzar el objetivo en un periodo de tiempo siquiera definido… Solo hay una salida. Si se solicita dispensa médica de vuelo, debido a trastorno mental, se puede obtener la liberación de servicio sin tener que completar la cuota exigida… Solo hay una trampa, la Trampa 22 y esta en el reglamento: la prueba de la cordura de un individuo estriba en su renuencia a cumplir con su deber alegando locura, pues solo un loco puede convenir en arriesgar la vida diariamente volando en misiones de guerra. Heller construye, con su relato, una alegoría tan perfecta de los círculos viciosos, que el título de su libro se ha incorporado a la cultura sajona como un término clásico para describir una situación de perder-perder.

En la ficción, el Escuadrón Aéreo de Bombarderos B-25 de los Estados Unidos de América, asignado a la isla de Pianosa en el Mar Mediterráneo durante la Segunda Guerra Mundial, diariamente convive con un mundo capcioso y de doble filo, diseñado por la burocracia castrense a su propia conveniencia. A los personajes del relato no les queda más remedio que adaptar su ritmo de vida a la dinámica de lo absurdo que provocan los altos mandos con su Trampa 22. De esta manera Milo Minderbinder hace negocio con las oportunidades que su irrealidad le ofrece al punto de bombardear a su propio campamento en aras de la ética comercial, “Aarfy” Aardvark en su afán de adaptarse se vuelve tan temerario que continuamente no sólo arriesga su vida sino también la de todos sus compañeros, Doc Daneeka obedece al sistema tan al pie de la letra que incluso después de morir oficialmente tiene que seguir viviendo, el coronel Cathcart maneja las reglas del juego con tanta volubilidad que es fácil adivinar que es el único que no las sigue, y por último, Yossarian como la única persona cuerda en medio de todo ese caos, trata todo el tiempo de hacer lo que las personas cuerdas deben hacer en estos casos…salir corriendo.

Sin los tintes epopéyicos de la obra de Heller, la vida nos impone retos parecidos en nuestro diario quehacer. Cuando un escenario de tales características se extrapola a la realidad, lo cual es muy común aunque la mayor parte de las veces no nos damos cuenta, es muy difícil entender que se ha caído en la Trampa 22 y que todos nuestros esfuerzos por evadirnos nos hundirán más. Aunque es importante destacar que ninguna entelequia perversa nos prepara el cebo para cobrar en nosotros mismos venganzas específicas, es simplemente el efecto mariposa provocado por los conflictos de intereses de miles de personas que mantienen viva la dinámica social en nuestras esferas de acción. Nosotros lo único que queremos es llegar al final del día con la satisfacción del deber cumplido de llevar el pan a la mesa de nuestros hogares pero para conseguirlo habrá que jugar el juego de ¡sabrá Dios, cuantos personajes mundanos y anónimos! que necesitan de nuestra participación involuntaria para enriquecerse o ganar poder: los políticos, los medios de comunicación, el narco, la religión, la corrupción en las instituciones públicas, los servicios tendenciosamente ineficientes, las envidias en el ámbito laboral, la rapacidad de los banqueros y en ocasiones hasta los chantajes emocionales de nuestras propias familias.

Los personajes de Heller tienen una gran ventaja con respecto de nosotros, simples mortales de carne y hueso desprotegidos por el aura inviolable que da la ficción; ellos viven en un microcosmos que les permite ver claramente la estructura de interés que los mantiene enfangados en su perniciosa circunstancia. Nosotros no. Por lo tanto el simple recurso de huir no parece ser lo más adecuado.

En la sociedad anglosajona la solución recomendada para escapar de la Trampa 22 es simplemente decir la verdad. Se supone que si uno conoce la operación de los sistemas dentro de los cuales se mueve y sus derechos dentro de los mismos, la cuestión es simplemente exigir que estos derechos se respeten denunciando los factores o elementos que corrompen el funcionar del sistema y que lo meten a uno en los indeseables escenarios de perder-perder. En teoría lo anterior se antoja fácil, aplastantemente lógico y lógicamente efectivo pero…en una sociedad con instituciones mas sólidas y estructuras mas estables, con otros fundamentos culturales y actos reflejos sociales muy distintos de la mexicana. La nuestra responde mas a las figuras usiglianas de “El Gesticulador”, en donde la apariencia, en aras de la propia conveniencia, son la directriz de nuestro comportamiento. En una palabra tu allá dices “This is Ridiculous” y te arreglan el asunto inmediatamente (te sacan de la Trampa), pero si aquí dices “This is Ridiculous” te pegan un tiro (que…bueno…de alguna forma acepto que también te sacan de la Trampa). Lo que abre otra controversia pues la muerte no deja de ser una solución contundente a los problemas en la vida y una forma de escapar, al estilo de Yossarian, de nuestra Trampa 22, pero muchas veces es el inicio un nuevo círculo vicioso como herencia de cobro inmediato para los dolientes.

En conclusión, la Trampa 22 es obra del hombre y sus egoísmos; y todos necesitamos jugarla en alguna etapa de la vida para poder aprender a reconocer el contexto humano dentro del cual vivimos, pero debemos estar muy conscientes que es nuestra propia responsabilidad escapar de ella en función de nuestras circunstancias. La honestidad, el rechazo a los apegos inútiles, la inteligencia emocional y el sentido de la responsabilidad son algunas de las armas con las que contamos para poder derrotar a esas oscuras fuerzas del mal que nos empujan a los abismos de los círculos viciosos en nuestros comportamientos.

Y usted amigo lector… ¿Ya sabe cual es la Trampa 22 en su vida y como escapar de ella?

El Sindrome de la Galleta de Agua



El presente mensaje es para informarles que desafortunadamente voy a estar fuera de circulación la próxima semana, puesto que voy a estar escribiendo un breve reporte de avance, en mi proyecto de doctorado, para mi supervisor. Así que si por algo me notan indiferente por estos días, mucho les he de agradecer que en lugar de sentirse, se remitan a este comunicado para encontrar una explicación lógica a ese sentimiento de vacío que les puede representar no verme o no saber de mí por un breve periodo de tiempo.

El exceso de concentración quizá no sea lo mejor, pero no puedo evitar acudir a él para no caer, en la próxima junta de evaluación con mis supervisores, en algo que yo llamo "El Síndrome de la Galleta de Agua". Este es un temor que yo encuentro fundado en un trauma del pasado, el cual paso a describir para que tengan una mejor comprensión del fenómeno del cual estoy hablando (me refiero a la galleta de agua y no a mí).

Las galletas de agua son una perlita culinaria regional de la tierra de los conejos que en un mapa oficial de la INEGI podrán encontrar bajo el nombre de Tuxpan, en el estado de Veracruz-Llave. Imagínense un totopo inflado del tamaño de un plato pastelero pero de forma elipsoidal, lo que en geometría analítica llamaríamos vulgarmente un elipsoide de revolución. Se supone que hace las veces de tortilla para cuando uno esta comiendo. El problema de la galleta de agua es que su forma tridimensional obliga a segmentarla en superficies moderadamente planas para así poder hacer uso de ella como suplemento alternativo de la cuchara. El procedimiento técnico para lograr esto (la partición en segmentos planares), es acomodarle un madrazo seco en la parte central con lo que uno obtiene inmediatamente a cientos de totopitos con los cuales puede uno cucharear los frijoles o el huevo o lo que se les antoje.

Sin embargo, a mi eso jamás me tuvo satisfecho porque no podía conseguir equilibrio en mi vida a la hora de emplear la galleta de agua. Una vez que acababa mi ración de comida, o me sobraban totopos y me tenía que servir otra vez o me faltaban y para evitar el desequilibrio me acababa el huevo a cucharazo limpio. Así que un día me puse a pensar que para optimizar el rendimiento de la galleta de agua en relación con la porción correspondiente de comida que se quiere consumir, la clave estaba en encontrar la manera de partir la galleta a guisa de obtener dos tostadas oblongas a partir de la superficie tridimensional en lugar de una multitud incontable de totopos que al final había que esperar a que en la casa hicieran frijoles refritos para podérmelos acabar.

Me puse a investigar como funcionaba estructuralmente una galleta de agua para encontrar la solución a la bisección del sólido. Recordé que al salir de la carrera de Ingeniería Civil, hice un trabajo de investigación acerca de estructuras de cascarón que funcionan más o menos bajo el mismo principio. Obtienen su resistencia, así como sus características de auto soporte, de su forma y no de los elementos estructurales que las conforman (véanse las estructuras de Félix Candela en la ciudad de México como el techo de la iglesia de la medalla milagrosa o algunas otras cosas que hizo en la UNAM y de las que ahorita no me acuerdo). Así que una vez comprendido el problema me puse manos a la obra y determiné la curva en la directriz que efectuaba la revolución para obtener la ecuación de superficie de la galleta de agua y así proyectarla en un plano bidimensional y construir en ella una red que contuviera los nodos en los que tenia que resolver las ecuaciones de esfuerzos membranales que mantuvieran la estructura en equilibrio.

Descubrí al final que los valores de esfuerzos de tensión y compresión, para mantenerse en equilibrio, obligan a que se genere una zona crítica de esfuerzos cortantes en la zona meridional del centro del sólido de revolución que representa a la galleta. Acto seguido me lleve la galleta al laboratorio de materiales y después de medir las deformaciones con un extensómetro llegue a la conclusión de que la única falla posible en el elemento era la frágil sin variación en la gráfica de Hooke. O sea que en pocas palabras si le pegaba cuidadosa y pacientemente a la galleta por todo el perímetro de su parte mas ancha, al final obtendría la separación súbita de la superficie tridimensional en dos elementos bidimensionales, sensiblemente alabeados y dispuestos de manera opuesta a sus bordes (las tan afanosamente buscadas tostadas oblongas) que me permitirían distribuir la ración de mi comida en dos partes y acabarla al mismo tiempo que terminaba las galletas de agua sin remanentes fastidiosos.

Feliz por mi éxito y laborioso esfuerzo corrí a informar de mis hallazgos a la primera persona que encontré en mi camino y para mi suerte (no si buena o mala) esta persona fue mi hermana que se encontraba en la cocina a punto de merendar con la ayuda del resto de las galletas de agua que yo había comprado para efectuar mis pruebas experimentales y que por inercia había dejado en una bolsa en la cocina. Me escuchó pacientemente y con la cara de cansancio que se pone cuando se escucha las conjeturas de los hermanos menores y al término de mi feliz y triunfal anuncio me espetó lapidariamente un:

¬ ¡De veras eres idiota! Eso todo mundo lo sabe. No todas las babosadas que hiciste pero si, que si le pegas a una galleta así ¬ y me demostró golpeando perimetralmente la galleta y obteniendo un corte perfecto por la mitad de la pieza ¬ Tienes dos de estas. Ya viste. Le hubieras preguntado a mi mamá.

Así que desde entonces, ustedes comprenderán que cada que me encuentro en una situación similar me preocupa mucho preguntarle a los que saben antes de proceder a aplicar ningún método analítico o experimental y concluir en algo ya de todos conocido. Así que con su permiso voy a estar en mi oficina haciendo el ejercicio de humildad de preguntar todo, hasta lo que ya sé,para evitar caer en situaciones tan vergonzosas como la antes descrita enfrente de la comunidad académica británica.