lunes, 27 de agosto de 2012

Un Artículo de Huevos



Antes de comenzar habrá que confesar que, aun a riesgo de provocar la ira de la Profeco, las líneas que se leen a continuación tienen toda la mala intención de acaparar la atención del lector por unos breves minutos. Y es que es alarmante que el verano del 2012 se recuerde como aquel en el que a México le hicieron falta huevos (a pesar de la protesta de la izquierda). Tan es así que el primer magistrado de la nación ya ha anunciado que se permitirá ipso facto el ingreso de dicho producto desde el exterior para el consumo nacional.

Hoy el huevo comienza a escasear en los supermercados y, en algunos lugares de la República Mexicana, la tapa de huevo cuesta lo que uno de Fabergé. Los noticieros de plano ya advirtieron que entre que son peras o son manzanas (esto es una frase hecha, recuerde que seguimos hablando de huevos) de aquí a diciembre solo nos va a quedar el escuchar a Fito Olivares para encontrar otras formas de que nos suba el colesterol.

Es por eso que, la cultura no puede dejar de unirse al reclamo popular y alzar la voz en contra de la escasez del blanquillo, lo suficientemente fuerte y claro para que se escuche en todas las granjas avícolas del país. Mientras tanto, se ofrece en este espacio, un pequeño reconocimiento a la huella que el producto de gallina ha impreso en nuestra vida intelectual. Y para no citar a Cantinflas a la hora de evaluar el costo del huevo porque después hay que pedir perdón por la redundancia del gerundio, en lo cultural buscaremos parafrasear a María Antonieta: “Si no podemos comer huevos, entonces tomaremos rompope”.

comienza espacio publicitario

El huevo es un alimento,
Sabroso, nutritivo, económico y completo.
Nos da energía y crecimiento”.
Por eso:
Durante todo el año, el huevo debe ser
Para todos
Nuestro mejor alimento

¡¡¡¡EL HUEVO!!!!

(Comercial televisivo, 1980)

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¿En que estábamos? ¡Ah sí! El huevo en la cultura*.

Volviendo al punto: Podemos especular que la cuestión milenaria de ¿quién fue primero, la gallina o el huevo? fue el detonador en la búsqueda de los orígenes del universo y grandes corrientes del pensamiento se derivarían de alegorías míticas en la Antigüedad. Por ejemplo, el Ying y el Yang son una especie de clara y yema en el huevo del mundo chino. Por otro lado, recordemos que los griegos opusieron el huevo órfico a la teogonía clásica de Hesíodo para ayudar a la mitología a adquirir un perfil de religión posmoderna**.

Quizá la debilidad conceptual en estas corrientes de pensamiento estribe en que en la actualidad la ciencia no alcanza a vislumbrar la posibilidad de que entes tan espiritualmente dotados, como Pangu o Fanes, deriven de un huevo y den forma a la humanidad. Lo más que la prosaica realidad nos ofrece es la existencia de Hermenegildo el pollo que, en El Tesoro del Saber (Televisa, 1983), es el único vástago de gallina del que hay registro en nuestros días de haber recibido una educación formal como para poder acceder mayores niveles de conciencia. Aunque por otro lado, en estos tiempos tan banales, a lo más profundo y espiritual que puede aspirar un pollo es a cruzar la carretera.

Para zanjar definitivamente esta cuestión citaremos aquí al escritor y filósofo ingles Samuel Butler que a finales del siglo XIX sostuvo que: “Una gallina es solo la manera que tiene un huevo de hacer mas huevos”.

Dejemos aquí el asunto de los pollos (ya se ocuparan de ellos, a su debido tiempo, los acaparadores) y circunscribamos nuestro discurso al ovoide. Es de destacar que en uno de los episodios más trascendentales de la historia de la civilización también estuvo presente un huevo. Con él, Colón pudo acallar a sus críticos en la corte y continuar con la exploración de América. Esto ha sido debidamente documentado por Sabina y Gurruchaga (1992) y la Trinca catalana (1986). Lo único que no queda claro es la fuerza exacta en newtons que necesita un individuo para poner un huevo de pie achatando uno de sus lados (además habría que definir cuál lado) sin estrellarlo.

También en la pintura el huevo es un tema recurrente. El más famoso de sus adeptos fue Salvador Dalí que lo identificaba con su ser en la etapa prenatal, la cual decía recordar. Una rápida ojeada a la obra del pintor catalán nos muestra que esta tiene muchos huevos: Huevos Fritos en un Plato sin el Plato (1932), La Metamorfosis de Narciso (1937) y Niño Geopolítico observando el Nacimiento del Nuevo Hombre (1943), son solo algunas. Escultóricamente también lo ensayó mucho, siendo sus huevos más famosos: las almenas de la Torre Galatea en Figueres.

Del resto de la cultura popular ¿Qué podemos decir? Hay personajes indelebles que se identifican con nuestro amigo el ovoide. Entre ellos Huevoduro, el entrañable amigo de Condorito, que en realidad nada tiene que ver con los huevos, pero nos recuerda mucho a uno. Y, por supuesto, los reyes del género: los Huevocartoons. Esa divertida canasta con los personajes más variados y pintorescos que se pueden encontrar en un cartón animado: filósofos, rancheros, políticos, maestros zen, estrellas pop, asesinos y unos beodos huevos poetas que celebran a la vida como si fuera una mujer de su misma naturaleza: ¡Oh hermosa hueva!

En la literatura Kafka se lo perdió, pudo haber convertido a Gregorio Samsa en un huevo vagando solo por las calles en medio de la noche, que al sentir los pasos amenazantes de una turba hambrienta que lo persigue, comenzara a escapar a toda velocidad y sin rumbo por una ciudad laberíntica hasta esconderse en un oscuro callejón. Ese es el escenario en un mundo donde los acaparadores han ganado y no queda más que el hambre y la desesperación del pueblo. El pequeño huevo mientras resopla esperando un milagro que lo saque de ahí, descubre que no está solo, una rebanada de jamón lo observa mientras fuma plácidamente (es un jamón ahumado) y le dice: “No te preocupes, yo te salvaré, escóndete detrás de mí. A mi estos güeyes ni me conocen”. Se lo perdió, repito, prefirió esa absurda historia sin moraleja del insecto. Con esta al menos nos habría dejado la esperanza.

*Que no es lo mismo que la Cultura del Huevo. Para el estudio de este tema consultar los libros de Suzanne Cane y Olvera.
**Posmodernidad del siglo VI antes de Cristo, todo hay que decirlo.


miércoles, 11 de julio de 2012

La Partícula de Dios



El señor está en todas partes. Así en lo grande como en lo pequeño. Reconocerlo en su obra es solo cuestión de fe. Fue así precisamente, mientras contemplaba la majestuosidad del paisaje de los Cairngorms, en las Tierras Altas de Escocia, que Peter Higgs concibió la idea de la existencia de una partícula que dotara de masa al resto de las partículas que conforman la materia en el universo. El bosón de Higgs conservó su status de partícula teórica durante casi cinco décadas, obsesionando tanto a los científicos que terminaron conociéndola, a raíz de un libro de Leon Lederman, como la Partícula de Dios.

Esta misma partícula, que hizo fantasear a las audiencias de Soderbergh en Solaris y a los lectores de Dan Brown en Ángeles y Demonios, fue finalmente encontrada en Ginebra por los físicos del CERN, gracias al Gran Colisionador de Hadrones, pieza fundamental de los proyectos CMS y ATLAS. Dos días después del anuncio del descubrimiento por los científicos del CERN a la prensa internacional, el propio Peter Higgs, con 83 años y ahora Profesor Emérito de la Universidad de Edimburgo, se presentó a la prensa en el Old College de dicha institución para admitir, con la sencillez y humildad del hombre de ciencia, que no tenía la menor idea sobre la aplicación práctica que el bosón que lleva su nombre podría llegar a tener pero que su existencia era necesaria para completar el rompecabezas del Modelo Estándar.

El Modelo Estándar se expresa por medio de una fórmula kilométrica, con muchísimas variables. Es incomprensible para los no iniciados pero a los físicos les funciona perfectamente. En esa intimidante formulación, el bosón de Higgs se denota por la letra H y su presencia en el scrabble matemático es indispensable a la hora de hacer predicciones. Los simples mortales no tenemos otra opción que no sea sacarle la vuelta a la abstracción matemática e imaginarnos un modelo físico, si queremos entender lo que trata de decirnos el profesor Higgs cuando habla de la importancia de su bosón en el Modelo Estándar.

Este modelo de partículas subatómicas hace del modelo atómico de Rutherford lo que este último, en su momento, hizo con el atomismo de Demócrito. Es decir, el Modelo Estándar profundiza en los elementos del modelo de Rutherford utilizando la contextualización que le ofrece, en su caso, la mecánica cuántica. De esta forma, el Modelo Estándar define dos tipos de partículas elementales para la materia: los quarks y los leptones. Los quarks, cuyo nombre está tomado del Finnegan’s Wake de Joyce, entre sus muchas posibilidades para combinarse se unen para formar los protones y los neutrones, mientras que los leptones, dependiendo de su carga eléctrica también pueden presentarse de muchas formas siendo las más conocidas el electrón, que según Asimov es zurdo, y el neutrino que no posee carga alguna.

Las partículas que conforman la materia están sujetas a cuatro fuerzas fundamentales: la gravedad, la fuerte, la débil y la electromagnética. Cada una de estas fuerzas tiene una partícula asociada, responsable de provocar la interacción con los quarks y los leptones. Con la digna excepción de la gravedad estas fuerzas influyen a niveles atómicos y subatómicos. Las partículas que caracterizan a las fuerzas fuerte, débil y electromagnética son: el gluón, los bosones W-Z y el fotón respectivamente.

Estas partículas no son todas las posibles, pero son las relevantes para la existencia de la materia y es aquí donde la existencia del bosón de Higgs cobra importancia. Para explicar esto habría que imaginar al universo una milésima de sextillonésima de segundo después del Big Bang, cuando acababa de elevarse la temperatura desde el cero absoluto hasta alcanzar millones y millones de grados, justo después de la inflación cósmica.

Este hecho provocó la aparición de infinidad de partículas que formaban una sopa ardiente y caótica. El caos se debía a que todas las partículas se movían a la velocidad de la luz, pero en esta etapa temprana del universo, dominada por la fuerza electro-débil, se reveló también un campo que alteraba las velocidades de las partículas y las dotaba de masa. La cuantificación resultante de este campo es el bosón de Higgs. Este evento es muy importante ya que gracias a la adquisición de masa de las partículas primigenias fue posible que las colisiones siguieran un patrón y la destrucción natural entre las partículas dejara un residual que es lo que hoy conocemos como materia.

En su libro Tiempos Modernos, Paul Johnson nos dice que el siglo XX comenzó el 29 de mayo de 1919 cuando las fotografías de un eclipse solar comprobaron la Teoría de la Relatividad, debido a la influencia que está tuvo en el mundo. La importancia del descubrimiento del bosón de Higgs todavía está por revelarse. Incluso la confirmación final de las propiedades de tan notable partícula requiere algo más de tiempo y cuando esto suceda solo Dios sabrá si al 4 de julio de 2012 le alcanza para ser el verdadero inicio de la historia del siglo XXI.


martes, 17 de abril de 2012

Es 3




El estrés es algo esencialmente positivo. Es una señal de alarma que pone en guardia al organismo ante cualquier situación externa que implique peligro. El problema empieza cuando el estrés se queda y el peligro se va. Es entonces cuando la mente del individuo comienza a fabricar un reflejo distorsionado de la realidad trastornando hasta las funciones más básicas de su organismo.

Habría que reconocer que instintivamente tenemos dos diferentes ópticas para esa distorsión de la realidad: una objetiva para cuando el estresado es otro y entonces el estrés es casi un rasgo de personalidad; y una subjetiva para cuando el estresado es uno mismo y entonces el estrés es una fatalidad que se asemeja a un paseo entre tinieblas de la mano de El Ángel Exterminador. Una tercera óptica, sustentada por los profesionales en el tema, es la científica. En ella, básicamente, se entiende al estrés como un desequilibrio químico del cerebro.

Bajo un óptica objetiva, Norman Bates, Esther Stress, Nicolás Tranquilino y Las Histéricas de Liliana Felipe son la misma cosa: personajes que mal forman su entorno. Sus personalidades capturan e interiorizan tan mal el día a día que cuando se manifiestan terminan impregnando todo con su caos interior. Su estrés es culpa de ellos y de su manera de ser. Gente que, como le diagnosticaría el doctor Cardoso al señor Pereira en la famosa novela de Tabucchi, tiene un problema severo de súper ego.

La valoración cambia en la subjetividad. Cuando el estresado es uno mismo, uno no va andar por la vida explicando que hay ciertas cosas que nos preocupan tanto que a veces cruzan la frontera del miedo y entonces nos provocan parálisis y la parálisis trastornos de ansiedad, con el riesgo de que la ansiedad se transforme en depresión llegando en ocasiones a hacérsenos atractiva la idea de ir a comprar una cuerda para colgarnos. Como la gente no va a entender nada de esto, sin descontar que es muy poco probable que les importe, no queda más remedio que mostrar una permanente irritación con quien tenga la mala suerte de cruzarse con nosotros.

Obviamente, en esta espiral descendente hay un motor, aparte del temor, que ayuda a empujar nuestra voluntad hacia abajo y es la somatización del estrés. Desde el momento en que el rey se sienta en el trono y descubre que su sangre aunque plebeya también tiñe de rojo hasta que se adquiere algún mal severo o incluso terminal hay una amplia gama de miserias pequeñas y medianas que se pueden padecer y que harían palidecer al Egipto de las plagas bíblicas.

Para resolver el problema habrá primeramente que reconocer que estamos afectados y la causa de lo que nos afecta. Contaba Germán Dehesa en una entrevista que en alguna ocasión fue invitado a dar una serie de conferencias para Neuróticos Anónimos y comenzó pidiendo al auditorio: “A ver, que levante la mano todo aquel que se sienta capaz de salvar a México”. Después de la masiva respuesta de manos al aire entre el auditorio, el brillante periodista concluía: “¿Ya ven cabrones porque están neuróticos?”. Así que, aislemos nuestros verdaderos conflictos para poderlos enfrentar. Reconozcamos, como bien dice la sabiduría popular, que: “De los cien problemas que tengo en la vida uno es por no saber y los otros noventa y nueve por andarme metiendo en lo que no me importa”.

Afortunadamente existe la visión científica que es aquella en la cual los expertos opinan y es altamente recomendable acercarse a ella para comprender lo que genera nuestro estrés. Por medio de una visión científica el doctor nos describirá mediante un cuadro sinóptico el proceso sináptico e identificará a la serotonina como la sustancia que empaña el espejo de nuestra realidad.

Y es que la sensación continuada de peligro aumenta la actividad cerebral estimulando el sistema nervioso simpático hasta el punto de dejar de hacer gracia puesto que, llegado a cierto límite, se dispara una producción indiscriminada de serotonina por parte de las neuronas, lo que provoca que al cabo de malgastar el neurotransmisor en insomnios y temores este termine por agotarse lo cual precipita estados de depresión, ansiedad, migraña, alteraciones en la alimentación y otras lindezas que pueden provocar graves círculos viciosos al funcionamiento de nuestro organismo.

La solución a esto consiste en ir en busca de la serotonina perdida. Primero habrá que conseguir que se deje de producir serotonina a lo tonto. Esto se logra ayudando a la mente a descansar por medio de un ansiolítico, para después mediante un antidepresivo nivelar nuevamente los niveles de la neurotransmisión en la sinapsis. Es importante la supervisión profesional en todo este proceso de rehabilitación por el riesgo adictivo de las benzodiacepinas, que son las que inhiben la actividad cerebral excesiva.

Autores como David D. Burns y Albert Ellis identifican modelos conductuales, además del modelo biológico recién descrito, que ayudan a superar trastornos de ansiedad y depresión sin ayuda de fármacos. En el caso de Burns, este autor reconoce tres modelos. En el primero se propone al paciente cambiar su manera de pensar ejercitándose en corregir las distorsiones que de la realidad hace su mente. En un segundo modelo propone dejar de huir y hacer frente a los miedos que provocan su estrés y en un último modelo nos propone liberar las emociones ocultas expresando abiertamente nuestros sentimientos hacia las personas y las situaciones que nos incomodan.

Si se es un superviviente, se está en plena rehabilitación o simplemente se desea prevenir el caer en un cuadro de estrés crónico es muy importante informarse adecuadamente. Un gran porcentaje de la recuperación y la prevención está en una actitud positiva y no dejarse arrastrar por las falacias del mundo moderno. Ignore al cretino de su jefe cuando lo quiera convencer de que la gente rinde mejor bajo estrés porque después no va a hacerse responsable si a usted le da un síncope.

Cuando corren tiempos perros: “Pienso, luego temo” es la máxima y con ella un círculo tóxico que se conforma de angustia, preocupación, nerviosismo, miedo, tensión, pánico y fobias. Sin embargo le propongo, amigo lector, que mañana al despertar piense que la parálisis existe sólo en la ficción surrealista de Buñuel, que la ansiedad es un joropo venezolano, que la depresión es solo una forma de nostalgia por los poemas de Alfonsina Storni y el suicidio un tópico de las novelas de Murakami. Lo único importante para nosotros, habitantes del presente, es que afuera hay un gran día que nos espera para vivirlo a plenitud.



jueves, 8 de marzo de 2012

Del Támesis al Tamesí


No matter what the future brings,
As Thames goes by”.

El manejo sustentable de los recursos hidráulicos se basa en una adecuada planeación, asistida por un efectivo monitoreo en su cantidad y calidad. Para lograr esto, se requiere un profundo conocimiento de la naturaleza del recurso y de las interacciones sociales, económicas y ambientales asociadas a su uso. En el pasado, la presencia del vital líquido era factor primario y suficiente para sustentar la habitabilidad de un lugar. De hecho, las grandes civilizaciones del pasado se desarrollan en las márgenes de los grandes ríos como el Nilo, el Tigris, el Éufrates, el Indo y el Yang-Tse. El pasar de los siglos vio al progreso del hombre dirigirse hacia una vida más urbana y con el advenimiento de la revolución industrial la cantidad del recurso dejó de ser la única variable a resolver en lo referente a disponibilidad del agua y ahora la calidad de las fuentes de abastecimiento comenzó a ser un elemento imposible de disociar en el manejo hidráulico.

Dice el monologuista argentino, Enrique Pinti, que a las cosas se las lleva la trampa siempre de la misma manera: “De a poco. Y  cuando nos damos cuenta generalmente ya es demasiado tarde”.

Así sucedió en el siglo XIX, cuando Londres era la capital del mundo. Desde su fundación como campamento romano en el lugar donde Julio César pudo cruzar el río Támesis durante su campaña en Britania, la ciudad evolucionó teniendo al río como eje principal de su comercio. Con el tiempo el Támesis vio la conurbación de la City, Westminster y demás poblados aledaños para formar lo que sería la capital de Inglaterra y se volvió en el emblema de la misma.

Pero así como fue de idílico tanto tiempo, lo mismo se firmó la Carta Magna en sus márgenes, que servía de pista de patinaje en los inviernos isabelinos o de paseo acuático real para los Hannover con todo y la música de Handel como parte del cortejo, llegó el momento en el que el hacinamiento y el mal manejo de los desechos comenzó a afectar gravemente la calidad del agua del río, al punto que la corriente perdió sus propiedades depurativas naturales y el viejo Támesis comenzó a contaminarse de tal modo que en la época victoriana tomar agua del río era sinónimo de arriesgar la vida.

De ser el símbolo de la ciudad se convirtió en una vergüenza para los londinenses. La pestilencia que emanaba aquella sopa tóxica en que se había convertido el río, llegó a su punto más crítico en 1858. Existe una famosa caricatura de la época publicada en la revista Punch en la que Michael Faraday le ofrece sus servicios al Padre Támesis mientras se tapa la nariz para poder tolerar su presencia. Todavía en la obra de Jerome K. Jerome, Tres Hombres en una Barca, uno de los personajes increpa a otro acusándolo de poner en riesgo sus vidas por preparar el té con agua tomada directamente del río.

Todo esto terminó cuando Joseph Bazalgette tomó cartas en el asunto diseñando la red de alcantarillado para la ciudad y después el Metropolitan Water Board le dio continuidad a un plan estratégico de manejo hidráulico regulando las descargas y estableciendo, estratégicamente distribuidas, plantas de tratamiento de aguas residuales. La limpieza del río duró casi un siglo con un estricto control y seguimiento de los planes de restauración y manejo hidráulico. Actualmente, el cuidado del Támesis, a cargo de la Environment Agency, incluye monitoreo constante de su calidad física, química y biológica. Las autoridades esperan algún día volver a ver al salmón en las aguas del Támesis, el cual sería un indicador de que la pureza de la calidad primigenia en sus aguas se ha restablecido. En cuanto a la dotación también se buscó hacer más eficiente el aprovisionamiento de una urbe, que ha llegado a tener en la actualidad casi 14 millones de habitantes, mediante la construcción de reservorios en el Valle del Támesis, muy cerca del aeropuerto de Heathrow.

Ahora bien, Tampico dista mucho de ser un monstruo urbano y el río Tamesí no es una corriente principal sino la confluencia terminal de una subcuenca del río Pánuco. Esto quiere decir que, ni Tampico es Londres ni el río Tamesí el Támesis, sin embargo, la interdependencia es la misma, ya que el aprovisionamiento de agua potable para la ciudad proviene del sistema lagunario asociado a la cuenca baja del río. Para una zona conurbada que equivale a la demografía londinense del siglo XVIII, el manejo hidráulico local ha sido, es y será, en el futuro inmediato, adecuado y suficiente. Y aunque haya años en que tenga sus bemoles, debido a los caprichos de la meteorología, hay sobrada capacidad técnica en las instituciones locales, tanto en la administración pública como en la academia, para resolverlas.

Con todo y esto es válido pensar, que los tiempos pasados de otras latitudes pueden ser los futuros en las nuestras. De aquí a largo plazo el modelo conceptual de control ahora empleado no va a ser suficiente para la administración del agua en el sistema. En la actualidad se regula el río con escalas estratégicamente dispuestas a lo largo de su curso, que proveen datos diarios de niveles hidráulicos que permiten calcular volúmenes y áreas disponibles en el conjunto de las lagunas. Para que esto funcione se simplifica la idea de sistema lagunario no como un conjunto interactuante de cuerpos de agua que de algún modo funcionan como vasos reguladores, sino como un enorme reservorio virtual cuya primordial arma de control es el dragado y la protección a la influencia estuarina. Esta es la idea detrás de la persistencia de un proyecto como la Presa Chaparra que nunca acaba de cuajar por afectar en muchos ámbitos, no solamente el económico.

En un ejercicio de prognosis que trate de anclarse en la lógica, se puede aventurar un crecimiento urbano, en largo plazo, que bordee por el norte los cuerpos de agua del sistema, comenzándolos a exigir de manera individual en su abastecimiento y descarga, desvelando así su verdadera potencialidad y no como ahora en que el esquema resulta efectivo porque Chairel y Champayán actúan como resumideros o abstracciones de un enorme y difuso cuerpo de agua del que son solo parte integral. Un plan sustentable de manejo hidráulico en la zona para el largo plazo exige un cambio de modelo conceptual de análisis que permita simular las interacciones hidrodinámicas internas al sistema para así poder detectar posibles riesgos cuantitativos y cualitativos del recurso para prevenir que nos tome por sorpresa algún escenario extraordinario. Sería bueno echar un ojo a los estudios de caso en donde escenarios similares muestren como el destino los ha alcanzado por exceso de confianza en el presente y la falta de planeación.

A pesar de la cuasi homofonía del topónimo, nuestro río Tamesí en la Huasteca no tiene correspondencias hidrográficas, ni la alcurnia histórica del río inglés pero es muy similar en su potencialidad hidrológica y al servir como corriente axial de un enorme sistema lagunario se vuelve un elemento vital para el desarrollo sustentable del sur de Tamaulipas. Tan vital como lo es el Támesis para Londres.


lunes, 23 de enero de 2012

La Última Carrera del Rayo McQueen


Odio en secreto al Rayo McQueen. Me parece un personaje nefasto, irreflexivo, vanidoso, arrogante, inmaduro, fatuo y caprichoso. En fin, lo que se dice un verdadero patán y un muy mal ejemplo para los niños. Nunca externo mi opinión al respecto por no ofender la sensibilidad de mi hermana, quien debido a estar implicada sentimentalmente, de manera indirecta, al personaje lo defiende a capa y espada. Ella dice que lo mío no es más que un resentimiento patético de tío fracasado que no puede tolerar la idea de que un carro de carreras sea el ídolo de mi sobrino, mientras que a mí, el susodicho enano no me guarda el más mínimo respeto.

No está de más decir que me cae re gordo ver a mi sobrino actuar como si fuera el mentado bólido. De hecho, el mismo pregona, muy orgulloso, a los cuatro vientos en el paroxismo de sus diabluras ser el propio McQueen en persona. En cuanto llega a casa de la abuela, que lo alcahuetea más que Doña Naborita a Gordolfo Gelatino, se dispara a hacer travesuras con la misma energía que el Rayo sale a la pista para ganar la Copa Pistón. En esas ocasiones, es muy común que un servidor, sin deberla ni temerla, aterrice de espaldas en el piso por pisar algún carrito que el hooligancito haya dejado tirado a la mitad de la sala y que, mientras trate de recuperarme, vea pasar frente a mí al pequeño ciclón en franca tarea de devastación, dos pasos atrás a la madre corriendo mamila en mano, seguida finalmente de la abuelita tratando de ponerle al vuelo un suéter, porque siempre hace mucho frío. Generalmente espero algunos segundos más antes de incorporarme en la esperanza de que complete el desfile el cura de El Exorcista viniendo a poner en orden al vándalo. Cómo esto último nunca sucede, termino poniéndome de pie mientras me sobo salva sea la parte con resignación y me voy a leer a mi cuarto.

Al poco rato, el émulo de McQueen entra a los pits, y como parte de su descanso me visita en mi cuarto. Se para frente a mi librero. Toma un libro verde. Lo lleva hasta donde estoy y al entregármelo me ordena: “Léeme un cuento del Rayo McQueen”.

Quiero hacer un paréntesis en este punto para aclarar, enfáticamente, que no poseo ningún libro de cuentos del Rayo McQueen. El mentado libro verde pertenece a una colección de Grandes Biografías del Siglo XX. Sin embargo, y con el único fin de salvar al enano de ser abducido por Pixar, lo dejo en el error y aprovecho para iniciar una campaña de desprestigio en contra de su ídolo. En los cuentos que le leo a mi sobrino el Rayo McQueen es peor que Fu Manchú. Entre sus aventuras le cuento que el Rayo ha contrabandeado alcohol en Chicago, asesinado a sus esposas para cobrar la herencia, piratea música y películas en internet, es miembro de Al Qaeda, alumno de la maestra Gordillo y que celebra, hasta con confeti, los chistes del payaso Platanito.

Reconozco que el efecto es contrario al esperado. Al parecer, en lugar de disminuirse la imagen del ídolo ante los ojos de mi sobrino, solo consigo recargarlo de la energía del Rayo y acto seguido sale de pits con llantas nuevas y tanque lleno para terminar de dejar la casa como una maqueta doméstica de Radiador Springs. En un santiamén se pone de vuelta en el carril de alta de las travesuras ya sea colgándose del ventilador, escondiéndole el bastón al abuelo, sacando la pasta de dientes del tubo, rayando las paredes de la sala o encerando con vapo-rub la mesa del comedor.

El día de su tercer cumpleaños las cosas no fueron muy distintas. Al pequeñín le fue organizada la típica fiesta de jardín con parientes, amigas de la mamá y vecinas desconocidas con niños de la edad. Amparado por el hecho de ser el festejado, el infante se soltó desde temprana hora a incordiar a todo el mundo, contrastando con los demás chaparros que eran controlados por las miradas vigilantes de sus respectivas madres y en especial con su primo Chavita, un bebé de la mitad de su edad que de tan bien portado he llegado a sospechar que en realidad fue comprado por catálogo y usa baterías doble A. Así que, después de partir la piñata, embarrarse de pastel la camisa nueva y tirar la mesa con refrescos encima de los invitados, se podía decir que ya le llevaba más de una vuelta de ventaja al bebe zen y a los demás niños en eso de hacer travesuras cuando de repente apareció… ella.

En realidad no sé el verdadero nombre de la susodicha, así que para simplificar la llamaré Sally. Lo único que si les sé decir es que es hija de una vecina y que es un año mayor que mi inocente sobrino. Sally después de observar a través de sus grandes pestañas la velocidad disruptiva de su próxima víctima de pronto detuvo la música y atrayendo la atención de los presentes se manifestó en voz muy alta, muy clara y en el siguiente orden:

¬ Carlitos es mi héroe, mi amor y mi príncipe.

A partir de ese momento ni Taurus Do Brasil lo habría hecho mejor. Algo pasó con nuestro McQueen, no sé si las flechas se le dispararon o el sinfín se le terminó, lo cierto es que su motor paró y el festejado anduvo como a remolque detrás de la carrita por el resto de la tarde. Al abandonar mi sobrino la carrera, todos los demás niños, a la hora de dar la nota en la fiesta, entraron a la meta antes que él. Bueno, con decirles que hasta Chavita tuvo su momento de gloria cuando lloró para exigir una mamila.

Yo por mi parte estoy desde entonces muy preocupado puesto que el pequeño vándalo ya no hace más estropicios por donde pasa, ni me viene a pedir que le lea cuentos sobre el Rayo McQueen e incluso me he enterado que es común que lo visite la tal Sally y hasta le presta sus juguetes sin hacer berrinches. Nada de esto me huele nada bien. Así que, a pesar de que el Rayo McQueen no es santo de mi devoción, creo que esta vez le prenderé una vela, pues pensándolo bien, hay ocasiones en que ser arrogante, vanidoso, irreflexivo y, en resumen, un verdadero patán, no está tan peor, sobre todo si se trata de rescatar a un alma que, a tan tierna edad, ha quedado expuesta a las fuerzas del mal. Prefiero ver a mi sobrino abducido por Pixar y no por una mini lagartona de las que si no aprende a defenderse desde ahora no habrá manera de augurarle otra cosa en la vida que no sea un siniestro porvenir.

Ahora ya saben, al enano le espera esta semana doble función diaria con permanencia voluntaria de Cars 1, 2 y todas las derivaciones que encuentre de la misma, para así completar un maratón terapéutico del Rayo McQueen, con el cual espero que mi sobrino recupere los malos ejemplos.

miércoles, 11 de enero de 2012

Mitología





















Dos años antes de su muerte, Joseph Campbell fue entrevistado por el periodista Bill Moyers para la cadena PBS. La entrevista fue tan larga que hubo que realizarla en dos partes hasta completar veinticuatro horas de grabación, las cuales se editaron para producir una serie de televisión de seis horas.

Joseph Campbell, un estudioso de la importancia de los mitos en el comportamiento individual y colectivo del hombre, fue autor de dos obras fundamentales: El Héroe de las Mil Caras y Las Máscaras de Dios. En su diálogo con Bill Moyers, donde uno hubiera esperado un discurso circunscrito a los especialistas, antropólogos y sociólogos, de pronto se encuentra con una erudición desbordada que amalgama mitos antiguos de héroes y dioses legendarios con realidades cotidianas de gente común.

Campbell concebía al mundo como una metáfora o como un conjunto de ellas, dicho de otra forma, la suma de lo que cada uno de nosotros ha idealizado del mismo. En este sentido, si se comparan las historias y leyendas de las diferentes culturas se encuentra que los mitos son arquetipos que rigen el comportamiento de los elementos de una sociedad, marcando sus roles y fases vitales. Una vez que se ha aceptado que la vida en realidad no obedece a un guión preestablecido, la comunidad deberá inventarse un modelo de convivencia que le permita funcionar y esa es la función principal de sus respectivas mitologías.

Debido a lo anterior, no solo existen leyendas que cuentan historias similares entre diferentes culturas sino que además existen culturas que comparten mitos. Las historias de Osiris, Dumuzi, Telipinu y Perséfone tienen puntos de coincidencia y significados muy parecidos, si se atiende al análisis de autores como Robert Graves o G.S. Kirk, mientras que en mitos como el del Diluvio se puede detectar, sin la ayuda de la academia, prácticamente la misma historia con pequeñas variaciones en los textos hebreos, sumerios y griegos.

Académicos como Carl Jung, Mircea Eliade, Levi Strauss y Roland Barthes encuadran los mitos dentro de un marco antropológico o psicológico, y autores menos formales como Zecharia Sitchin aventuran teorías antediluvianas sobre una civilización madre a partir de la mitología sumeria. Campbell compara las diferentes mitologías para encontrar las claves comunes que se encuentran detrás de las dinámicas sociales y desarrollos culturales de los diferentes pueblos en el mundo. Por ejemplo, para Campbell hay una conexión entre las pirámides mesoamericanas y la pirámide del Gran Sello impresa en los dólares americanos, la cual encierra un simbolismo que cumple la misma función fundacional en dos sociedades que están separadas en el tiempo por más de dos milenios.

Así, dentro del marco de la mitología comparada se realizó el planteamiento de las interrogantes que Bill Moyers propuso para la entrevista con Campbell. En dicho esquema inquisitivo Moyers procuró hacer que Campbell tocara los grandes temas comunes en los mitos: el mito y el mundo moderno, el viaje interior, el ciclo del héroe, los dones de la Diosa Madre, el amor y el matrimonio y, finalmente, la visión de la eternidad.

Uno de los momentos más memorables de la entrevista es cuando Campbell sostiene que la crisis mundial de valores que actualmente vivimos es un proceso lógico de apertura y confrontación social y cultural en un mundo que se vuelve cada vez más abarcable para el ser humano. La aparición de la crisis reclama una nueva mitología que refunde una convivencia armónica global. En otras palabras, ahora que el hombre tiene la oportunidad de ser contemporáneo a los demás hombres, ha perdido sus historias originales y se ha confundido en la diversidad, terminando por desarraigarse, quedando su espíritu a la deriva y refugiándose en el individualismo.

En este punto, Campbell ve la necesidad de crear nuevas historias que provean arquetipos que eviten la muerte de las religiones, aceptando que las religiones se sostienen en mitos, y sirvan como modelos que marquen nuevas pautas hacia una dinámica social y un desarrollo cultural universal. En este sentido, Campbell no se muestra muy entusiasta de la pervivencia de las doctrinas de libro, en su sentir solamente el budismo, con esa mezcla de misticismo y filosofía, tiene características que la harían adaptable a la vida contemporánea en el largo plazo.

La entrevista Moyers-Campbell se puede resumir de la siguiente manera: lo que la mitología comparada nos enseña es que la vida en sí misma no se trata de nada sino que es el quehacer humano el que le da forma. Y dicho quehacer está regido inconscientemente por los cuentos que en la infancia nos contaban nuestras abuelas, que son en la mayoría de los casos, pequeñas variaciones de los que a ellas les contaron las suyas y así, retrospectivamente, hasta llegar a las historias fundamentales que conforman las mitologías que crearon las antiguas civilizaciones.