domingo, 24 de agosto de 2008

Gibrán



Querida drusa,

La semana pasada escribí en tu libro que esperaba que me preguntaras ¿por qué? ¿Por qué el libro? ¿Por qué Gibrán? Escogí la manera mas fácil de escapar a la cuestión diciéndote que siendo honesto no lo sabía. Estaba evitando la verdadera respuesta porque mis razones son demasiado largas para una simple dedicatoria en un libro tan pequeño, pero en realidad, sí hay un porqué y me gustaría compartirlo contigo.

Te diré el porqué…

Cuando tenía doce años mi padre acostumbraba llevarme con él a su oficina. Esta era una especie de tácita presión para forzarme a hacer la tarea de la escuela. Sin nada mejor que hacer me dedicaba a ella. Como siempre la terminaba temprano generalmente tenía que esperar hasta las nueve de la noche o incluso más tarde antes de que volviéramos a casa, y por supuesto mientras tanto… me aburría. La única cosa que me ayudaba a matar el tiempo, entre la hora de terminar los deberes y la hora de volver a casa, era una colección de libritos que mi padre tenía en una repisa de la oficina. Recuerdo que la primera vez que abrí uno de ellos me distraje con los dibujos que en el había y sin darme cuenta al poco tiempo me encontré ocupado mas con la lectura que con cualquier otra cosa. Esos libritos eran la obra de Gibrán Khalil Gibrán.

Por supuesto que por entonces no entendía yo muchas cosas, pero me gustaba leer una y otra vez sus cortas y sencillas sentencias llenas de sabiduría y pensar sobre ellas. Al principio pensaba que Gibrán era algún anciano místico que estaría en los santorales católicos porque mi padre acostumbraba comprar los libritos en la librería de la iglesia después de la misa de los domingos. Muchos años después entendí que Gibrán es un hombre más espiritual que religioso, y que es universal y no pertenece solamente a un credo.

Toda su obra es acerca del alma… El Profeta, Arena y Espuma, El Loco, Alas Rotas, Espíritus Rebeldes, El Vagabundo, Una Lagrima y una Sonrisa… cualquiera de sus libros es una fotografía del alma humana.

Por ejemplo, la ciudad de Orfalese puede estar en cualquier lado, puede ser incluso la vida misma entendida como un puerto en el infinito mapa de la eternidad, y leyendo El Profeta entiendes que no necesitas ser un humano especial (Moisés, Abraham, Jesús o Mahoma) o estar viviendo el último día de tu vida para hacer un balance de esas grandes cuestiones cuyas respuestas constituyen las piezas del rompecabezas de tu vida, tales como el amor, la muerte, la amistad, la libertad, el trabajo, el dolor, el tiempo, la belleza, el matrimonio, la infancia o las cosas en general. Este balance llega cada vez que concluyes una etapa de tu vida y tu propia alma se hace estas preguntas para prepararte a dar el siguiente paso.

Arena y Espuma... bueno… es como caminar a través de la vida buscando dejar tus propias huellas claramente impresas en la Tierra pero sabiendo, por adelantado, que tus huellas desaparecerán en la arena debido a la espuma del mar y nadie, más que tú, sabrá que alguna vez estuvieron ahí.

¿Podrías evitar el disfrutar tu propia locura como lo hace El Loco de Gibrán que se pregunta si los locos no son los demás? Todos aquellos que necesitan usar diferentes máscaras para vivir sin la oportunidad de mostrar nunca quiénes son ellos en realidad, y que es lo que realmente quieren de la vida.

¿Te has puesto a pensar que tu primer amor es el único verdadero?... el resto de tu vida solo estarás tratando de regresar a ese sentimiento que vino primero a tu corazón y ser capaz de volar otra vez pero al final de tu vida sabrás que si esto no fue posible para ti… fue porque desde entonces estuviste condenada a volar con las Alas Rotas.

Cada vez que reaccionas en contra de lo establecido porque este no tiene sentido para ti te conviertes en uno de esos Espíritus Rebeldes de Gibrán. Cada vez que aprendes algo de la vida, olvidando que es lo que los demás dicen que debe ser y que no, te conviertes en El Vagabundo y cada vez que enfrentas una nueva y desafiante experiencia sabes que tienes solo dos opciones naturales Una Lágrima y Una Sonrisa.

A pesar de que Gibrán nos cuenta una historia diferente cada vez, al final te das cuenta que todas son la misma, al igual que su vasta galería de personajes terminan siendo uno solo: el vagabundo, el profeta o el loco. Ese personaje integral quizá sea Gibrán mismo, y ¿por qué no?, o tú o yo.

No sé que signifique para ti, pero para mí leer a Gibrán es como si alguien me susurrara al oído palabras de alivio:

Repara tu corazón y resguarda tu alma.
No arrastres el corazón sobre brasas que arden.
Si pones los pies en el suelo vendrá la calma.
Libérate, relájate, deja que las cosas pasen.
y ahora... ¡vamos a recobrar tu alma!

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